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Reportaje:

La demanda de radios municipales en Cataluña desborda las concesiones oficiales

Un total de doce emisoras de radio de ámbito municipal funcionan actualmente en Cataluña, con una periodicidad que va desde las dos hasta las diecisiete horas diarias. Otras cuarenta están en proyecto, veinte de las cuales tienen previsto entrar en funcionamiento antes de un mes y medio. Paralelamente a este hecho hay que señalar que el consejo ejecutivo de la Generalidad aprobó el pasado 3 de octubre un decreto regulando lo dispuesto por el Ministerio de Cultura, el cual establecía en dieciocho el número de emisoras de frecuencia modulada para todo el territorio catalán y 120 para todo el Estado.

Resulta evidente, pues, que el decreto de la Generalidad, que en la práctica se limita a aplicar en Cataluña lo dispuesto por el Ministerio de Cultura el pasado 30 de agosto, quedará automáticamente desbordado por la demanda de peticiones. Además, las dieciocho concesiones deben repartirse entre las emisoras municipales y las emisoras comerciales y de entidades privadas. Entre estas últimas se cuentan los proyectos de emisoras a cargo del grupo editorial Zeta, la Universidad Autónoma de Bellaterra, varias emisoras comarcales propiciadas por un grupo de personas próximo al actual director de RTVE en Barcelona, Jorge Arandes, y la propia Abadía de Montserrat.El cupo de emisoras impuesto por el Ministerio de Cultura no es aceptado por aquellos municipios catalanes que han tomado la iniciativa de instalar una emisora local. Argumentan que el número de concesiones -dieciocho para Cataluña, 120 para todo el Estado español- es insuficiente y no se justifica como no sea por motivos políticos.

Según estudios técnicos presentados en un reciente encuentro sobre radios municipales celebrado en Rubí (Vallés occidental), sólo en Barcelona ciudad podrían funcionar perfectamente, sin interferencias, 37 emisoras de barrio. A nivel de Cataluña no habría problema alguno en que se pusieran a funcionar trescientas emisoras locales, la potencia de las cuales se situaría entre cinco y veinte vatios, que es la que necesitarán las radios municipales. Otra solución sería reservar una banda de FM para este tipo de emisoras, sistema empleado en Bélgica.

Los municipios catalanes quieren presionar a la Generalidad para que el decreto -que entrará en vigor el próximo 30 de octubre- tenga carácter de provisional. Esta posibilidad es aceptada por el consejero de Cultura del órgano autonómico, Max Caliner, el cual ha sugerido una posible salida al problema planteado con la previsible inflación de peticiones.

La propuesta de Max Caliner se basa en la puesta en marcha por parte de la Generalidad de, una emisora madre, en la que tendrían cabida aquellos municipios cuyas solicitudes no consiguieran la concesión. Las emisoras locales que se acogieran a este sistema -en realidad, repetidores o corresponsalías de radio de la emisora de la Generalidad- podrían desconectar de la red general varias horas al día y emitir en este período su propia programación. Esta opción, cuya viabilidad legal está actualmente en estudio, es aceptada por los municipios. El deseo de éstos y de la Generalidad sería que la emisora madre pudiera denominarse Radio Catalunya. Este aspecto, sin embargo, presenta serios inconvenientes, debido a que esta denominación habría sido ya registrada legalmente.

Comisión de control

El control de la emisora se establecería en base a una comisión de control surgida del Parlamento catalán, o bien a través de una ampliación de las funciones que en su día tendrá que tener la comisión de control de los servicios de televisión que asuma la Generalidad. Por otra parte, el decreto de la Generalidad fija en ocho el número de horas de emisión mínimas, espacio de tiempo considerado excesivo por las emisoras municipales. En general, las fuentes consultadas aseguran que ignorarán el decreto y seguirán funcionando como hasta ahora.Un aspecto del decreto considerado positivo es el hecho de que las emisoras municipales podrán emitir publicidad de ámbito local, lo cual representa una importante ayuda para sufragar los gastos de mantenimiento. De estas doce emisoras, solamente una, Radio Municipal de Arenys, emite desde hace más de un año durante dos horas diarias. Radio Rubí, de creación más reciente, emite diecisiete horas diarias, y Radio Sant Boi, clausurada repetidas veces a instancias del gobierno civil, lanza su emisión a las ondas aproximadamente durante doce horas diarias.

La iniciativa de poner en funcionamiento estas doce emisoras locales se debió principalmente a los partidos de la izquierda catalana parlamentaria -PSC-PSOE y PSUC-, mayoritarias en los ayuntamientos de tales poblaciones. Sin embargo, la idea ha sido acogida también con interés por Esquerra Republicana, Radio Vilassar e, incluso, aunque en menor grado, por CDC. Este partido, en los ayuntamientos en que es mayoría -caso de Arenys-, se ha limitado a aceptar la iniciativa de las izquierdas.

La puesta en marcha de una emisora local de radio no es excesivamente cara. Radio Arenys costó solamente 107.000 pesetas. Fue construida por un grupo de radioaficionados y el personal a su cuidado no recibe emolumentos. Por el contrario, en Radio Sant Boi y Radio Rubí hay cuatro personas en cada emisora que cobran un sueldo de la nómina municipal. Por regla general, el presupuesto medio de una emisora viene a ser de 250.000 pesetas. Se da el caso de que en la localidad de Olesa de Montserrat, los promotores de la radio municipal presentaron un presupuesto de dos millones y medio de pesetas. El ayuntamiento lo rechazó de pleno, argumentando, no sin razón, que existían otras prioridades.

La emisión de las radios municipales en funcionamiento se hace íntegramente en catalán, con la excepción de Rubí y Sant Boi, poblaciones ambas con un alto porcentaje de castellanohablantes (sólo en Sant Boi, un 80% de la población procede de la inmigración).

Radios municipales, no "radios libres"

Las radios municipales nada tienen que ver con el movimiento de radios libres surgido en 1978. Radicadas preferentemente en Barcelona, las emisoras libres fueron dejando de emitir sucesivamente, unas veces debido a la clausura policial, y otras, a consecuencia de las disputas internas.Así, Onda Lliure, La Campana de Gracia, Radio Estéreo, Radio Hospitalet, Radio Canserra, Avispero, Radio Almeda y Contrarradio perecieron en los primeros meses de 1980. Igual suerte corrió La Voz de la España Nacional, que emitía desde la calle de Lavernia, de Barcelona, de contenido ultraderechista y pronazi, música de Wagner, consignas joseantonianas, pero que, no obstante, se consideraba una radio libre y saltaba a las ondas con un «buenas noches, compañeros de todas las radios libres». Este saludo, por supuesto, nunca fue contestado por las restantes emisoras, controladas por grupos ultraizquierdistas -desde «autónomos» a independentistas-, ácratas y sectores marginales (ecologistas, homosexuales, lesbianas).

Lo que caracteriza a las radios municipales es el ámbito, reducido al entorno municipal. Se definen a sí mismas como «un servicio público, catalán y catalanizador, similar al equipamiento público que pueda ser una guardería o una biblioteca».

«Queremos», manifestaba un concejal, «que la radio municipal llegue a ser como la farmacia o la panadería. Que la gente sepa que dispone de un servicio de información local en el que puede participar».

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