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Apoyo mayoritario en el Parlamento vasco al Programa de "euskaldunización"

Los consejeros de Trabajo y Economía, por una parte, y de Educación, por otra, resultaron bastante más concretos que el lendakari Garaikoetxea a la hora de responder a las críticas e inquietudes expresadas por la oposición al programa del Gobierno vasco, cuyo debate parlamentario prosiguió ayer en Vitoria. Tales respuestas lograron, sin embargo, un efecto desigual, pues, mientras el titular de Educación, Pedro Etxenike, lograba para su programa de euskaldunización el apoyo de todos los grupos, con excepción del socialista, los responsables del área socioeconómica cosechaban reticencias adicionales a las críticas ya expresadas en la primera parte del debate.Etxenike dedicó el grueso de su intervención a disipar las inquietudes suscitadas por los capítulos del programa relativos al plan de recuperación lingüística. «No se trata», dijo el consejero de Educación, «de imponer nada, sino de estimular la libre asunción del eusquera. Hemos sufrido demasiadas amenazas y violencias en este país como para pensar ahora en nuevas imposiciones», recalcó para defender la línea «gradualista» que, según dijo, propugna su departamento en este terreno.

Mario Onaindía, de Euskadiko Ezkerra, no dejó de expresar, al manifestar su apoyo a las palabras de Etxenike, su «satisfacción por el camino recorrido desde que, hace un año, un destacado dirigente del PNV -Xabier Arzallus- proponía "recobrar el eusquera por los mismos métodos que emplearon para imponernos el castellano"».

Tanto Aróstegui, de AP, como el centrista Viana, se dieron también por satisfechos con las precisiones del consejero de Educación, al revés que el socialista Maturana, que pidió, para retirar su desconfianza, el compromiso por parte del Gobierno de presentar un proyecto de ley sobre la lengua, para cuya validez se requiriese la aprobación «no por mayoría mecánica, sino por, al menos, dos tercios de la Cámara ».

Mario Fernández, consejero de Trabajo, comenzó por considerar lógicas las divergencias con algunos grupos, dado que «nosotros nos definimos claramente por un modelo-económico de corte occidental». Más tarde se sorprendió por los emplazamientos hechos por la oposición sobre cuestiones sobre las que, «expresamente, se han negado competencias a la comunidad autónoma o se le siguen discutiendo en las negociaciones correspondientes, como sería el caso de la capacidad normativa en materia tributaria, la regulación de las relaciones laborales y otras». Dirigiéndose en particular a los socialistas, leyó a continuación diversos párrafos del plan económico presentado en su día por Felipe González y aseguró que no veía diferencias entre dicho plan y el programa del Gobierno vasco.

El consejero de Economía y Hacienda, Luis Uriarte, agradeció las muestras de comprensión expresadas por algunos grupos sobre la «inevitable falta de cuantificación en las propuestas del programa».

Adelantó al respecto que la intención del Gobierno de Madrid parece ser, a tenor de las últimas negociaciones, la de limitar las posibilidades del presupuesto vasco para 1981 a los gastos de las competencias estrictamente transferidas, lo que, «lógicamente anularía toda posibilidad de intervención activa en la política económica. Ello significaría», subrayó Uriarte, «que se sigue pensando más en términos de descentralización que de verdadera autonomía».

Respecto a las contrapartidas exigidas por la oposición para una eventual salida negociada y con sacrificios compartidos a la crisis, los titulares de las carteras económicas aceptaron explícitamente el compromiso de creación de un consejo socioeconómico, lugar de encuentro entre empresarios y trabajadores, aunque no precisaron suficientemente, a juicio de la oposición de izquierda, las competencias concretas de dicho órgano.

La impresión, a media tarde de ayer, era que el debate debería prolongarse al menos durante una jornada más.

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