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La URSS quiere que la CSCE garantice una nueva conferencia de desarme

La Unión Soviética desea que Estados Unidos y los demás países de la OTAN garanticen la convocatoria de una nueva conferencia de desarme en Europa como posible primer resultado político de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) de Madrid, que ayer registró en sus debates preparatorios una cierta movilidad al reconocer la República Democrática Alemana que la CSCE podría concluir en una fecha próxima a la del día 5 de marzo, propuesta por España.Aparte de las incidencias internacionales y de su reflejo en los trabajos preparatorios de la Conferencia de Madrid, en las que se incluyen las elecciones estadounidenses y los nuevos obstáculos que la RDA ha impuesto en las relaciones interalemanas, fuentes bien informadas han declarado a EL PAIS que la Unión Soviética desea obtener dos garantías políticas para desbloquear definitivamente los trabajos. preparatorios de la CSCE. Se trata del deseo abierto de Moscú de que en la Conferencia de Madrid, que se iniciará el 11 de noviembre, se acuerde la celebración de una nueva conferencia de desarme en Europa, partiendo de las iniciativas que Francia y Polonia han adoptado en este sentido. Asimismo, la URSS desea que Estados Unidos asegure que durante los debates de la conferencia sus delegados no adopten posiciones agresivas similares a la de Arthur Goldberg en Belgrado.

Desde hace varios meses se conoce el interés de la URSS y de sus aliados de promover la celebración de una nueva conferencia de desarme en Europa, pero en este momento se ha confirmado el deseo concreto de Moscú de obtener en la Conferencia de Madrid. luz verde para una nueva negociación multilateral de desarme al hilo de las últimas propuestas pacifistas de Breznev.

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La URSS quiere garantías políticas para desbloquear los trabajos del la CSCE

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En definitiva, la URSS desea que en Madrid se apuntale esta idea de una nueva negociación de desarme, que en Occidente tiene a Francia como primer promotor y defensor, partiendo del discurso que el presidente Valéry Giscard d'Estaing pronunció ante la Asamblea Extraordinaria del Desarme en las Naciones Unidas, en mayo de 1978. Y lo que es más: Moscú considera que los países atlánticos deben dar desde ahora algún tipo de garantías sobre el futuro posible de esta propuesta como elemento político que animaría a los países socialistas a desbloquear los trabajos preparatorios de la CSCE de Madrid. También la URSS desea que Estados Unidos asegure que la actuación de su primer representante en la Conferencia de Madrid -a partir de noviembre-, Griffin Bell, no se parezca en nada a la que protagonizó su predecesor en Belgrado, Arthur Godberg.

Estas dos cuestiones políticas, sumadas a las trabas técnicas que obstaculizan la redacción de un orden del día, organización y calendario de la fase principal de la CSCE son temas que podrían haber surgido en los encuentros privados que los embajadores de Estados Unidos y la Unión Soviética, Max Kampellman y Yuri Dubinin, han mantenido en lbs últimos días. En relación con ambas cuestiones políticas se cree, saber que tanto Estados Unidos como los países occidentales de la OTAN no están, en principio, en contra de una nueva conferencia de desarme y que por ello mantienen estrechas consultas con Francia, como país promotor. No obstante, las naciones alíadas no han adoptado una posición definitiva y esperan ver el desarrollo de los acontecimientos internacionales, a la vez que recuerdan el fracaso de las conversaciones de desarme de Viena (MBFR), donde las negociaciones de bloque a bloque no han dado hasta ahora ningún resultado por culpa de la URSS, según los occidentales. Por todo ello resulta ahora prematuro para el Oeste aceptar de entrada un compromiso sobre el desarme, idea esta que algunos observadores consideran una maniobra dilatoria de la URSS para desviar la CSICE hacia este resultado concreto, quitándole importancia a los debates sobre derechos humanos y Afganistán, temas políticos de primer interés para Occidente.

En relación con la preocupación que Griffin Bell suscita en los medios soviéticos con el recuerdo de Godberg de Belgrado, en medios americanos se estima que Bell será más contundente que Kampellman en los debates Este-Oeste, que han entrado en el terreno de lo político en su fase preparatoria de la CSCE, a pesar de que estos trabajos se presumían más técnicos. Esta idea es la que ha destacado un editorial del Wall Streel Journal, de Nueva York, en el que se insinúa que Kampellman actúa con una cierta debilidad frente a la URSS y solicita una mayor flexibilidad en las instrucciones que recibe del Departamento de Estado americano. En relación con este artículo -ampliamente comentado ayer en los medios de la conferencia-, fuentes americanas dijeron a EL PAIS que no es cierto que Kanipellman (quien, viajará hoy a Washington por espacio de unos diez días y que será sustituido por Warren Zimmerman) actúe con debilidad, sino que sigue las instrucciones que recibe desde Washington con precisión. Instrucciones que hasta ahora no parecen haber sufrido ningún cambio brusco.

Algunos observadoreslan situado el artículo del influyente diario norteamericano en el marco de la campaña electoral de Estados Unidos, cuyos resultados en favor de Reagan o Carter han de influir sensiblemente en el proceso de distensión. De ahí que se considera clave la primera semana de noviembre -los resultados electorales serán públicos el día 4- como último intento de desatrancar los trabajos preparatorios de la CSCE.

Un consenso que algunas delegaciones no excluían ayer, una vez que la República Democrática Alemana aceptara la fecha del 5 de marzo, propuesta por España, como indicativa del momento en el que puede concluir la conferencia. La iniciativa de la RDA constituye para unos un gesto político para hacer olvidar los debates actuales sobre los obstáculos impuestos por la Alemania Oriental a la circulaIción interalemana y la dureza del discurso de Honecker.

Para otros delegados puede ser el principio del diálogo si ello significa que los países socialistas aceptan debatir, a partir de enero, las propuestas de la conferencia.

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