Pesimismo en la reanudación de conversaciones sobre la autonomía palestina

Cinco meses después de su interrupción, las negociaciones norteamericano - israelí - egipcias sobre la autonomía palestina se reanudaron ayer en Washington en una atmósfera de profundo pesimismo. Las posiciones de partida de las delegaciones judía y egipcia dirigidas respectivamente por el ministro del Interior, Yossef Burg, y por Kamal Hassan Alí, ministro de Exteriores, permanecen tan alejadas como cuando El Cairo suspendió las negociaciones a raíz de la declaración de Jerusalén como capital eterna e indivisible de Israel.Los ministros de ambos países se reunieron por la mañana con el jefe de la delegación americana, el embajador especial Sol Linowitz.

Para Washington y Tel Aviv se trata de una reanudación formal de las negociaciones tripartitas. Egipto sostiene que se trata de un encuentro destinado a preparar la cumbre Carter-Beguin-Sadat de noviembre próximo. Esta reunión debe celebrarse a mediados de mes, es decir, después de las elecciones norteamericanas.

El tema clave de la reunión de Washington, la autodeterminación palestina, es interpretado de forma muy diferente por judíos y egipcios, que también divergen sobre la situación de Jerusalén y las implantaciones israelíes en territorios árabes ocupados.

El Cairo preconiza para los habitantes de Jordania y Gaza una fórmula de total autonomía que podría desembocar en la creación de un Estado palestino. Beguin considera esto un «peligro mortal» para Israel y quiere mantener a los palestinos en los territorios «de los países en los que viven», sobre todo Jordania y Libano. Estados Unidos, por su parte, quiere convencer a Israel de la necesidad de un «acuerdo territorial» con Jordania sobre la cuestión de Cisiordania.

Según el vespertino independiente de Tel Aviv Iediot Aironol, Washington propuso a comienzos de septiembre un plan, aprobado inicialmente por Egipto e Israel, que ha permitido la reanudación ayer de las negociaciones. Según el diario judío, el proyecto prevé que Israel traspase un 80% de las atribuciones del Gobierno militar a un futuro consejo autónomo palestino y acepte la creación de un «comité de consultas» para administrar conjuntamente agua y tierras públicas.