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La guerra entre Irán e Irak

Israel desmiente haber bombardeado el centro nuclear iraquí de Tammuz

El primer ministro israelí, Menájem Beguin, y el viceministro de Defensa, Mordekhai Zippori, desmintieron ayer categóricamente que Israel hubiera bombardeado el martes pasado el Centro de Investigación Nuclear iraquí de Achtar, situado a treinta kilómetros al este de Bagdad. Interrogado por los periodistas sobre qué país podría ser el autor del bombardeo, dado que el Estado Mayor iraní negó, el miércoles, que su aviación haya atacado el mencionado Centro, el viceministro de Defensa israelí contestó de forma sibilina: «Los que han enviado los aviones saben de quién se trata».

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Los círculos militares hebreos señalan que si Israel hubiese tenido de verdad la intención de bombardear el Centro Nuclear, el general Yehoshua Saguy, jefe de los servicios de información militar, no hubiese aconsejado públicamente la semana pasada a Irán que atacase las instalaciones de Achtar.En una larga entrevista publicada ayer por el diario israelí Maariv, el general Saguy hace un balance pesimista del bombardeo aéreo del Centro y precisa que «los aparatos iraníes no han alcanzado sus objetivos: el reactor no ha sido alcanzado», al tiempo que vuelve a aconsejar a las autoridades de Irán que ataquen nuevamente el Centro de Achtar y reitera el peligro que supondría para el pueblo iraní la posesión por Irak del arma atómica.

El miércoles pasado, veinticuatro horas después de producirse el ataque aéreo contra la instalación nuclear iraquí, el general Saguy se mostró, sin embargo, satisfecho de los daños causados por el bombardeo y estimó que el ataque podría retrasar entre diez meses y dos años los proyectos nucleares de Irak.

Esta aparente contradicción entre las dos declaraciones del jefe de los servicios de información militar israelí podría explicarse por los reproches, hechos por Menájem Beguin aljefe del Estado Mayor, Rafoul Eytan. El primer ministro israelí expresó a Eytan su «descontento» por las entrevistas concedidas a la Prensa por varios responsables militares.

Escasa credibilidad

Los círculos diplomáticos y períodísticos de Israel otorgan escaso crédito al mentis del bombardeo y consideran que tanto las declaraciones de los jefes militares alentando a Irán a que ataque el centro nuclear iraquí como la campaña de prensa, pronosticando tal ataque, constituye en realidad una «cortina de humo» con la que el Estado Mayor israelí puede disimular sus verdaderas intenciones.

Estos mismos círculos recuerdan que, en varias ocasiones, personalidades del Gobierno como de la opolición han afirmado que «Israel no permanecerá de brazos cruzados ante el acceso de Irak al poderío nuclear». Tanto el sabotaje, en abril de este año, de material técnico de fabricación gala almacenado en Tolón y destinado al reactor nuclear iraqui, como el asesinato, en junio en París, de un fisico nuclear egipcio radicado en Irak, han sido atribuidas por la Prensa occidental a los servicios secretos israelíes (MOSSAD). También se informa en los círculos diplomáticos de Tel-Aviv que la técnica de ataque del centro nuclear, protegido desde el principio de la guerra por una artillería antiaérea reforzada y un sofisticado sistema de radares de fabricación francesa, requiere una habilidad de la que sólo son capaces los pilotos hebreos. Es más, se llega incluso a pensar que el espectacular bombardeo aéreo de la central térmica de Daura, en la periferia de Bagdad, que coincidió con el ataque al centro de Actitar, fue una operación de diversión.

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