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El cardenal Tarancón retira la sanción contra Cristina Alberdi

El cardenal Tarancón ha renunciado a aplicar «cualquier medida de sanción» contra la abogada Cristina Alberdi, como resultado de las negociaciones mantenidas en los últimos días por el decano del Colegio de Abogados, Antonio Pedrol, y el responsable del episcopado español. El conflicto se originó cuando la letrada Cristina Alberdi recibió un escrito del vicario judicial del Arzobispado de Madrid-Alcalá, advirtiéndole que si no se retractaba públicamente de unas declaraciones efectuadas por ella en mayo pasado contrarias al matrimonio, le retirarían el permiso para actuar ante los tribunales eclesiásticos.

La noticia de la retirada de la sanción que inevitablemente se hubiera producido, ya que la abogada no se retractó en el plazo requerido de lo que ella consideraba un derecho constitucional, como es la libertad de ideas, fue dada a conocer, tras crear un clima de suspense, por el decano Pedrol, en una reunión que mantuvieron ayer varios centenares de letrados en el colegio profesional.El señor Pedrol resumió las negociaciones con la curia de la siguiente manera: «Nosotros inquirimos al vicario para que no hiciese efectiva su advertencia, ya que en nuestros estatutos profesionales no consta ningún tipo de discriminación entre los letrados por razón de sus creencias o ideología, pero ellos nos contestaron que de la misma manera que no servía la aplicación del estatuto de los abogados españoles ante un tribunal extranjero, tampoco podíamos imponérsela a los tribunales eclesiásticos, que dependen en realidad del Vaticano. Así las cosas», prosiguió Pedrol, «las negociaciones han sido muy duras, porque tampoco es fácil que una autoridad eclesiástica dé marcha atrás en una decisión que ha trascendido a la Prensa». Tras un breve silencio que parecía dar a entender que no había habido ningún tipo de acuerdo, el decano agregó: «Pero yo tengo hoy una alegría», y sacándose del bolsillo la carta remitida por monseñor Tarancón, dijo: «Enhorabuena, doña Cristina», y leyó el contenido del escrito. La técnica Alfred Hitchcock empleada por el decano hizo estallar en carcajadas a los abogados, que consideran que esta es una primera victoria sobre lo que días atrás calificaron como una «clara coacción» hacia el ejercicio de la abogacía.

La abogada Cristina Alberdi, que dijo estar muy satisfecha con esta «actitud racional» de la curia, añadió que esta postura de entendimiento debería estar presente además en el tratamiento de la otra sanción que pesa sobre ella por haber firmado tiempo atrás una moción en favor del aborto. Añadió Cristina Alberdi que también la Iglesia debería replantearse la «paralización» a que tiene sometida la concesión de nuevas licencias de actuación ante los tribunales eclesiásticos.

Retraso en las nuevas licencias

Precisamente este último punto fue expuesto en la reunión de ayer por la letrada Purificación Gutiérrez, del despacho feminista de la calle de Juan Bravo, que aseguró que llevan esperando más de dos años la concesión de dichos permisos. «Y eso que hasta hemos presentado», dijo, «la partida de fe de bautismo y cartas de recomendación de algunos párrocos». El motivo de este insólito retraso, apuntaron, pudiera estar en que se han pronunciado en repetidas ocasiones en favor del divorcio y del aborto. Uno, de los afectados por este problema, el abogado Cristóbal Cantero, declaró a EL PAIS que el vicario le dijo personalmente: «Tú no vas a actuar nunca como abogado ante este tribunal». El señor Cantero atribuye tal actitud en la negativa a presentarse a unos exámenes que convocó la Iglesia «para no desprestigiar la actuación judicial de los tribunales eclesiásticos». Entonces, los abogados se negaron a examinarse argumentando que su título de abogados avalaba ya suficientemente su capacidad profesional, y, por otro lado, dijo que «tal prestigio no acabamos de entenderlo en unos tribunales en los que actúan como abogados algunos curas que no lo son».El otro gran tema de la reunión de ayer, el procesamiento que pesa sobre el abogado Jaime Miralles, quedó pospuesto para una próxima reunión, solicitada por numerosos abogados presentes, entre ellos Pablo Castellanos y Ruiz-Giménez. «Desgraciadamente, todos tenemos aquí algo que alegar en lo que a coacciones se refiere», dijo éste último.

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