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La guerra entre Irán e Irak

Miles de refugiados huyen del Juzestán

Decenas de miles de iraníes han abandonado estos días Abadán, Ahwaz y Jorramshar, ciudades bombardeadas por las fuerzas iraquíes, huyendo del Juzestán, según ponen de relieve los testimonios de viajeros llegados ayer a Teherán procedentes de esta región petrolera.Estos viajeros vieron el martes a centenares de camiones cargados de refugiados salir de estas tres ciudades hacia las provincias centrales de Fars, Isfahan y Lorestan.

A bordo de estos vehículos viajaban principalmente mujeres, niños y personas mayores. En algunos camiones fueron reagrupadas hasta doscientas personas. Los refugiados llevaban consigo alfombras, mantas y todo tipo de objetos.

En Jorramshar y Abadán permanecen, según los mencionados testigos, una mayoría de jóvenes que se han unido a los guardianes de la revolución y al Ejército, han construido barricadas y bombas artesanales y se declaran dispuestos a resistir hasta la muerte.

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Abadán y Jorramshar, respectivamente la principal refinería y el principal puerto iraníes, han sufrido mucho a causa de los bombardeos de la aviación y de la artillería iraquíes. Un testigo fidedigno afirmó haber visto varios centenares de casas destruidas en Abadán, y los edificios del hospital, la universidad y la Compañía Nacional de Petróleos (NIOC) han sido parcialmente destruidos.

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Pero ese mismo testigo confirmó que la refinería gigante de Abadán, con una capacidad de 600.000 barriles diarios, sólo estaba destruida en un 30%. Varios depósitos de combustible ardían el martes por la noche y las llamas eran visibles a unos veinte kilómetros alrededor.

Estos mismos viajeros afirmaron que ningún carro de combate iraquí había alcanzado las ciudades de Abadán o incluso Jorramshar.

En cambio, la artillería iraquí ha bombardeado con dureza el centro siderúrgico iraní de Ahwaz, situado a unos ochenta kilómetros de la frontera. Las tropas de Bagdad se encuentran, al parecer, a tan sólo quince kilómetros de la mencionada ciudad.

La táctica iraquí, según varios testigos, parece consistir en mantener un frente elástico que cerque paulatinamente las ciudades, al tiempo que la artillería las bombardea. Pero los iraquies no parecen deseosos de entrar en los centros urbanos.

Tanto Abadán como Jorrarashar parecen experimentar algunas dificultades de abastecimiento. Los habitantes que aún permanecen en estas ciudades se alimentan casi exclusivamente de pan, queso y dátiles.

Por último, los llamamientos de Bagdad pidiendo a la población del Juzestán, de origen árabe, que se subleve parecen haber tenido escaso eco.

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