Irak ha subestimado el nivel de combatividad del Ejército iraní

Mientras que Irak, pese a que sólo ha obtenido discretos éxitos militares en esta guerra, se muestra ya dispuesto a aceptar un alto el fuego, el Gobierno de Teherán volvió a negarse ayer a cualquier tipo de negociación.El problema ahora reside en saber por cuánto tiempo los recursos económicos y el equipo bélico de Irán le permitirán mantener esa actitud de total intransigencia.

Un prestigioso diario de Beirut opinaba ayer que los iraquíes, una vez que han conseguido el control de algunos kilómetros cuadrados de territorio iraní, tratarán de consolidar sus posiciones y se entregarán a guerra de desgaste, hasta que obliguen a los dirigentes de Teherán a sentarse en la mesa de negociaciones.

Sin embargo, la destrucción sistemática de las instalaciones petroleras de ambos países que se han registrado en los ocho primeros días del conflicto coloca tanto a Teherán como a Bagdad en una situación económica precaria.

El elemento de la desesperación puede conducir a un auténtico harakiri petrolero o a la extensión de las hostilidades a todo el golfo Pérsico, incluido el estrecho de Ormuz.

Los pronósticos de que la guerra entre Irán e Irak sólo podría durar unos cuantos días, a causa de la escasez de municiones y repuestos bélicos, están resultando tan erróneos como los que no hace tanto daban por imposible un conflicto armado entre los dos gigantes petroleros del golfo Pérsico.

Del mismo modo, las estimaciones sobre el Estado de las fuerzas armadas iranles y su capacidad para el combate han resultado muy por debajo de la realidad. Ayer mismo, los Phantom iraníes bombardearon una planta de gas en Bagdad, y sus ataques de días anteriores han causado gravísimos daños a las instalaciones de Mosul y Kirkurk, en el norte iraquí, y al importante complejo petroquímico de Basora.

Radio Israel recogía ayer las estimaciones de la inteligencia militar israelí, sin duda la mejor informada de Oriente Próximo, que atribuye a Irán la pérdida de 81 aparatos, frente a sólo una treintena perdidos por Irak.

Los iraníes sólo han utilizado sus reactores F-4 Pliantom y F-5, ambos relativamente anticuados, mientras que no existen noticias de que los mucho más modernos F-14 Tomcat, que compró el régimen del sha, hayan entrado en combate. Ello se debe, en opinión de los expertos, a que los F-4 y F-5 son más fáciles de mantener y de conservar listos para entrar en acción, mientras que los F-14, muy sofisticados, no estaban en condiciones de volar una vez desaparecida la ayuda técnica norteamericana.

Levantamiento contra Jomeini

Bagdad confiaba seguramente también en que, apenas iniciado el conflicto, diversas facciones opuestas al régimen islámico iban a haberse levantado contra Jomeini y que las tropas iraníes iban a tener una escasísima moral de combate. No parece haber sido así, y si bien las fuerzas traquíes han penetrado en territorio enemigo y conquistado alguna ciudad, ayer todavía no habían podido tomar la refinería de Abadán, el puerto de Jorramshar o la capital provincial de Ahwaz, debido a la fuerte resistencia irani.

El tono de las declaraciones iraníes ha ido subiendo en los últimos días, a medida que el frente se estabilizaba y que los vitales centros petroleros de Irak sufrían el castigo de la aviación iraní.

A medida que los repuestos y las municiones se vayan agotando en ambos bandos, y especialmente en el iraní, que lleva prácticamente desde la revolución islámica sometido a un embargo internacional, algunos observadores no sólo no ven posible una suspensión de las hostilidades, sino que dan como probable una extensión de las mismas hacia el sur del golfo Pérsico; es decir, hacia el estrecho de Ormuz. Eventualidad para la que están preparándose ya algunos Gobiernos occidentales.