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La guerra entre Irán e Irak

Los Emiratos Arabes temen verse implicados en el conflicto

A medida que la guerra entre Irak e Irán continúa sin un claro vencedor y sin indicios de un alto el fuego, los ricos emiratos petroleros del golfo Pérsico, bajo fuertes presiones de ambos bandos, se ven cada día más en peligro de que el conflicto los envuelva. Por otra parte, la presencia del jefe del Alto Estado Mayor conjunto norteamericano, general David Jones, en Arabia Saudí, no ha pasado inadvertida, y muchos ven en esta visita la preparación de una acción militar de Estados Unidos en el área del estrecho de Ormuz. Así lo declaró ayer el número dos de la organización guerrillera palestina Al Fatah, Abu Ayad, quien pidió una rápida solución política para el conflicto.

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Los mini-Estados de la orilla sur del golfo temen, en primer lugar, que una extensión de los combates por mar y aire haga impracticable la navegación por la estratégica vía de agua. Se calcula que actualmente hay doscientos barcos dentro de la mitad sur del golfo Pérsico, frente a los trescientos que navegan por ella en época de normalidad.De hecho, y según especialistas en fletes y comercio marítimo de Beirut, el único tráfico que está totalmente suspendido es el que cruzaba de una margen a otra del golfo, y mediante el cual se aprovisionaba a Irán de muchos de los productos embargados por Estados Unidos y sus aliados occidentales a raíz de la crisis de los rehenes.

El tráfico de los superpetroleros hacia el estrecho de Ormuz continúa, si bien a niveles más bajos de los habituales en tiempo de paz, y sin contar, claro está la suspensión de las exportaciones petroleras de Irán e Irak a través del golfo. El número de buques que entra al golfo pérsico también ha disminuido, según las mismas fuentes.

Desde el emirato de Kuwait hasta el sultanato de Omán, incluido el reino saudí, todos los países ribereños del golfo han puesto en estado de alerta sus pequeñas pero generalmente bien equipadas fuerzas armadas. Defensas antiaéreas especiales, con misiles y artillería, han sido instaladas cerca de la terminal saudí de Ras Tanura y alrededor de los pozos de Daman, la región petrolífera más grande del mundo, también en Arabia Saudí.

El nerviosismo de los jeques del petróleo creció aún más ayer, después de que el primer ministro iraní, Raya¡, hiciera una dura advertencia a los países ribereños que «están ayudando a Irak» y les amenazara con incluirles en la «zona de guerra». Un día antes, el Estado Mayor iraní había hecho una acusación similar y afirmaba tener, pruebas de que algunos emiratos del golfo están ayudando al Ejército iraquí.

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Por su parte, el jefe de la Armada iraní, almirante Abzali, dijo también ayer que algunos buques de guerra iraquíes han buscado refugio en puertos de la orilla sur y que, si no se Ilega a una solución política rápidamente, la Marina de Irán los destruirá allí donde se encuentren Mucho más poderosa que su rival iraquí, la Armada iraní controla la mayoría del golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz desde el inicio de las hostilidades, hace ocho días.

Es evidente que la mayor parte de los países ribereños de la costa árabe del golfo han respaldado más o menos explícitamente, a Irak frente a Irán. Pero el temor a una reacción militar de Teherán y la presencia en algunos de estos Estados de importantes poblaciones chiitas, o incluso iraníes, ha limitado mucho tal apoyo a Bagdad.

Saddam. Hussein ha querido presentarse como el líder árabe que va a recobrar la soberanía sobre el golfo, para ellos llamado Arábigo, y no Pérsico, y que va a poner fin, de una vez para siempre, al «expansionismo persa».

En la remodelación de alianzas que se viene produciendo en esta estratégica región, vital para el abastecimiento energético de Occidente desde hace algunos años, se dibuja claramente un triángulo árabe enfrentado a Irán, que forman Jordania, Irak y Arabia Saudí, pese a sus diferencias ideológicas. Los Mini-Estados ribereños (Kuwait, Qatar, Bahrain, Omán y los siete emiratos agrupados en los Emiratos Arabes Unidos) se han alineado en la práctica con ese triángulo, aunque hasta ahora ello no les ha impedido el mantener sustanciosos negocios con los vecinos de la otra orilla del golfo.

Un "nuevo Yalta"

El temor a una intervención extranjera en la región es muy fuerte en los pequeños emiratos, que serían probablemente los más perjudicados. Ayer mismo, el diario kuwaití Al Rai Al Aam decía que, si los iraníes no ceden los territorios árabes y aceptan una rápida mediación, se producirá una internacionalización del conflicto y, finalmente, un «nuevo Yalta», que repartirá el petróleo del golfo Pérsico entre Oriente y Occidente.

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