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Dimite el Gobiemo italiano tras la derrota en el Parlamento de la ley económica

Juan Arias

El Gobierno italiano de centro- izquierda que preside Francesco Cossiga presentó en la tarde de ayer su dimisión, tras haber sido derrotado en el Parlamento, que rechazó, mediante voto secreto. el decreto sobre medidas económicas presentado por el Ejecutivo. Diez minutos antes, en una votación nominal, el Gobierno de Cossiga había obtenido la confianza parlamentaria con 329 votos a favor y 297 en contra.

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El presidente de la República, Sandro Pertini, que estaba de viaje en Asia, anunció inmediatamente que interrumpía su periplo renunciando a la visita a Jordania, para poder recibir las dimisiones del Gobierno e iniciar las consultas para solventar la crisis.Los socialistas han declarado que lo que ha sucedido ayer representa «una de las páginas más os curas de la historia del Parlamento italiano».

Quienes han acogido con mayor satisfacción esta caída del Gobier han sido los comunistas, que lo habían combatido con toda vehemencia desde la oposición, afirmando que «era uno de los peores Gobiernos de los últimos tiempos». El secretario general del Partido Comunista italiano (PCI), Enrico Berlinguer, en un importante mitin celebrado en las puertas de la fábrica Fiat de Miraflori, en Turín, había afirmado el viernes: «Es in justo que este país esté en manos de un Gobierno semiagonizante».

La dimisión de Cossiga llega en un momento de grave tensión para el país, desencadenada por el conflicto de Fiat. Precisamente horas antes había estallado una dura polémica entre los democristianos y Berlinguer, el cual había afirmado en Turín que su partido, «en la hipótesis de una ocupación de la fábrica Fiat por parte de los trabajadores, estaba dispuesto a dar todo su apoyo político y organizativo».

El sindicato de tendencia democristiana, la CISL, había criticado al líder comunista por injerencias en los asuntos sindicales, «poniendo en peligro la unidad de las clases trabajadoras». Por su parte, el secretario general democristiano, Flaminio Piccoli, te había acusado de «haberse vestido con el traje del leninismo, que identifica el partido con el Estado, para instaurar la dictadura del proletariado.

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Berlinguer, que el día anterior había rechazado abiertamente esta interpretación del leninismo, acusó a Piceoli de «falsificación maliciosa» de sus palabras.

Caer con deshonor

De esta crisis, lo que más avergüenza a la clase política es el modo como se ha realizado. Es casi de película que 57 parlamentarios que públicamente habían dado la confianza al Gobierno, diez minutos más tarde, en el secreto del voto, lo hicieron caer. Esto hizo decir al dirigente comunista Carlo Pajetta: «Sabían que podían caer; han escogido hacerlo con deshonor», mientras el jefe de los diputados republicanos, Oscar Mammi, declaró: «Esta es la mejor demostración de la inmoralidad del voto secreto».¿Quiénes fueron los 57 traidores? Esta será la pregunta que se harán todos en los próximos días. Los socialistas afirman ya que han sido los democristianos de la izquierda, de acuerdo con los comunistas, mientras los democristianos afirman que han sido los socialistas de la izquierda, contrarios a Craxi. Otros piensan que fueron socialdemócratas y liberales, resentidos por no haber entrado en el Gobierno.

El más enojado era el secretario socialista Bettino Craxi, que ve de este modo fracasado su intento de ofrecer una gobernabilidad estable al país con la entrada de los socialistas en el Gabinete. Fue el único que no quiso hacer declaraciones.

Berlinguer se limitó a decir que el voto ha demostrado que «la situación era insostenible y que el Gobierno no tenía ya una mayoría».

Ahora la batalla no será fácil. A los socialistas se les crea una dura papeleta en vísperas de un congreso que deberá reproponer una «nueva imagen de socialismo».

Mientras, los democristianos deberán resolver la división interna entre la derecha, que no quiere Gobiernos que preparen una futura entrada de los comunistas, y la izquierda, que no quiere que los socialistas se unan con la parte de la democracia cristiana, más hostil al diálogo con los comunistas.

El Gobierno Cossiga que acaba de caer fue designado el 4 de abril.

La única nota positiva en este día, en que se inicia una nueva crisis política de difícil salida, hasido la decisión de Fiat de suspender los cerca de 15.000 despidos de sus empleados, previstos para el próximo 7 de octubre, retrasando la medida hasta finales de año.

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