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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Acusaciones y defensas

Todas mis actuaciones como decano (véase EL PAIS del 24-9-1980) se ajustan a la más estricta legalidad, apoyándome para ello en la disposiciones vigentes que regulan las funciones del decano, en los acuerdos tomados por la Junta de la Facultad de Bellas Artes y en las directrices marcadas por el órgano de gobierno de la Universidad de Sevilla. De haber alguna irregularidad en mi actuación, lugares hay previstos para denunciarlo antes de hacer manifestaciones públicas que, por faltar a la verdad, no pueden sostenerse.Decir que fui «impuesto» como decano por Hernández Díaz es una falta de respeto a las personas y a la verdad. El señor Hernández Díaz, mi antecesor en el cargo de director de la Escuela Superior de Bellas Artes, se jubiló reglamentariamente en 1976. Desde entonces, y en tres ocasiones distintas, por votación secreta, fui propuesto director (1976), decano en funciones (1978) y decano efectivo (1979), como consta en las respectivas actas del centro.

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Acusaciones y defensas

Hablar de «haber expulsado» a Manuel Alvarez y Antonio Agudo al finalizar sus contratos en 1977 es, por lo menos, falta de información, pues sólo intervine ejecutando un acuerdo unánime de claustro.

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No es cierto que se «prive» al catedrático Miguel Pérez Aguilera de una de sus asignaturas; lo cierto es que, ante un nuevo plan de estudios y el incremento de alumnos previsto, este catedrático cuenta, además de los dos profesores que hace años colaboran en su cátedra, con dos colaboradores más, pudiendo organizar sus asignaturas con entera libertad y, naturalmente, con el respaldo incondicional de este decano. Cualquier otra interpretación es querer utilizar el reconocido prestigio de uno de los mejores profesores con que ha contado el centro a lo largo de su historia.

Referente al profesor Guembe, nadie lo va a «sustituir», mas es lo cierto que este profesor lo era y lo es de la facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación; que a mediados del pasado curso falleció un profesor de la facultad de Bellas Artes, y el señor Guembe, además de seguir impartiendo clases en la facultad de Filosofía, ejerció en Bellas Artes el horario del profesor fallecido. Salvada esta situación provisional, el profesor Guembe vuelve este curso a un solo empleo en su facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación.

En cuanto a las declaraciones del compañero y catedrático señor Sureda, que habla de «ética universitaria», se califica a sí mismo al no emplear para sus acusaciones los cauces que la institución universitaria tiene previstos.

Hay más acusaciones manifiestas y encubiertas que no merecen la pena comentar; por riesgo a extenderme demasiado, termino pidiendo a quienes puedan hacer una acusación que lo hagan con pruebas y datos suficientes para resistir una investigación legal, y si no es así, que se abstengan de poner en entredicho el prestigio y la dignidad de personas e instituciones, al menos que este sea el objetivo. / Decano de la facultad de Bellas Artes de .

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