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Es imprescindible vivir peor para salir de la actual crisis

Es imprescindible vivir peor, ya que ninguna persona honrada y consciente, medianamente culta, puede defender el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores, según se dice en un boletín, de uso restringido, editado por Duro-Felguera, la primera empresa privada asturiana, que tiene una plantilla de unos 2.500 trabajadores. Esta empresa, en la que el grupo con mayor participación en el capital es el Urquijo, se dedica a fabricar bienes de equipo.

El boletín, al que tuvo acceso EL PAIS, plantea como evidente el fracaso de los políticos. «Les han preocupado mucho más los votos», afirma el editorial del boletín, «que los altos intereses de España y, en consecuencia, todos los partidos y sindicatos se han centrado más en pedir, incluso arrancar, cosas, lo que está en total oposición a los más elementales principios económicos, y las consecuencias están a la vista».Duro-Felguera plantea el paro existente como inevitable si no aparecen nuevas e importantes inversiones. En su opinión, es preciso invertir 4,5 billones de pesetas si se quiere resolver el problema; pero invertir en instalaciones, no en gastos consultivos de organismos oficiales o en burocracia.

El editorial afirma que la economía no crece porque no se invierte, y no se invierte «porque la inversión la promueven los empresarios, que son los que, por profesión, son expertos en estos temas. Los empresarios se han visto insultados, perseguidos y amenazados, por lo cual haría falta gente con vocación heroica para emprender nuevos asuntos con este panorama». El boletín destaca el hecho de que últimamente se ha asistido al insólito espectáculo de empresas que se regalan y nadie las quiere, ni siquiera los trabajadores. «En los niveles culturales más bajos», señala, «aún se piensa que la crisis es asunto de la empresa y, por tanto, debe resolverla ella, sin darse cuenta de que la empresa son, fundamentalmente, los trabajadores, y que lo que puede pasar afecta más directamente a ellos que a nadie, ya que, en general, los accionistas dan por perdida su participación ante su escaso valor en Bolsa y poca rentabilidad, en todos los casos inferior a la que puede dar la simple imposición en un banco». Duro-Felguera subraya también la escasa productividad de los obreros y empleados españoles.

Como solución a tales males a corto plazo, Duro-Felguera plantea la exigencia de conseguir la máxima productividad y frenar los incrementos salariales, que en los últimos años han sufrido las presiones de las huelgas. Respecto al mercado internacional, la empresa asturiana, con factorías en Gijón y Langreo, espera beneficiarse de los efectos positivos de una próxima devaluación de la peseta, pero insiste en la necesidad inaplazable e inevitable de congelar los salarios, además de reducir gastos a nivel de las indicaciones de un presupuesto base cero. «Las medidas, duras y desagradables, que indicamos», agrega el boletín, «pueden resolver el problema a corto plazo. A medio plazo sólo se puede resolver con la puesta en funcionamiento de nuevas líneas de productos.

Duro-Felguera acaba de proponer a los trabajadores (véase EL PAIS de 26-9-1980) la congelación salarial para 1981 y la movilidad del personal para superar la grave situación que atraviesa,

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