Las dificultades del teatro gallego en la Mostra de Ribadavia
El futuro de la Mostra de Teatro Galego es dudoso después de la octava edición, celebrada en Ribadavia (Orense), igual que en años anteriores, durante la pasada semana.Las aventuras y desventuras del teatro en gallego se han reflejado en esta Mostra. Existen signos claros de las segundas más que de las primeras. Hubo señales abundantes de la buena voluntad de los grupos, algunos avances técnicos y baja calidad de las representaciones, salvo excepciones, que la pusieron más de relieve. Por otra parte, cierto elitismo, por la inestabilidad y discontinuidad en que se mueven los grupos que hacen teatro en gallego.
Las causas se han reiterado nuevamente: ausencia de ayuda oficial del Ministerio de Cultura, que da mínimas subvenciones al teatro gallego, mientras incluye en sus presupuestos al del País Vasco, Cataluña, Andalucía y País Valenciano. Esto motiva la falta de un centro de formación de actores y técnicos.
Además, es tradición de la Mostra actuar como cala de resonancia de los problemas políticos de Galicia y también puede ser esto un lastre. En este sentido hay que destacar la constitución de un comité de solidaridad con los dieciséis nacionalistas gallegos detenidos recientemente y la suspensión de la última representación, como protesta a esas detenciones y a las agresiones a la libertad de expresión.
El acuerdo de la suspensión fue tomado en una reunión de doscientos representantes de distintos sectores intelectuales gallegos, respondiendo a una convocatoria hecha para el pasado domingo, coincidiendo con la última jornada de la Mostra.
Los antecedentes y comienzos de esta edición hicieron temer con fundamento que no habría representaciones este año. Se dio un claro enfrentamiento entre los grupos y la organización de la Mostra, la agrupación cultural Abrente, de Ribadavia, sobre los criterios de su desarrollo. Después se sometió a votación no celebrar las representaciones, como protesta por las detenciones. División de opiniones a partes iguales de los grupos permitieron desarrollar la Mostra.
Finalmente, los reproches entre grupos y organización se agudizaron tras la suspensión final, lo que hace temer por la continuidad de la más importante manifestación anual del teatro en gallego.
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