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Pesimismo sobre una pronta liberación de los quince pescadores en poder del Polisario

El Frente Polisario no parece dispuesto a liberar a los quince pescadores españoles que mantiene como rehenes desde hace cuatro meses, y amenazó, recientemente, con una nueva redada de trabajadores hispanos para obligar al Gobierno de Madrid a reconocer a la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) a través de una negociación de Gobierno a Goierno.

Hasta el momento, todos los intentos humanitarios de mediación en favor de la liberación de los españoles han fracasado. En estas iniciativas intervinieron la Cruz Roja Internacional, el cardenal Duval, de Argel, y varios países amigos de España y que reconocen a la RASI), como México y Panamá. La actitud del Polisario frente a los pescadores secuestrados es muy rígida y similar a la que mantiene con otros pescadores de Marruecos y Corea del Sur, también capturados en aguas del Sahara.Esta intransigencia saharaui ha impedido que dos de los pescadores hispanos, afectados con diversas dolencias, fueran liberados, y que un tercero, cuyo padre estaba muy enfermo y que falleció hace ya días, pudiera ser dejado en libertad para estar con su familia en los últimos días de la vida de su padre. Los dos primeros pescadores son el patrón del buque Galgomar, Antonio Gudiño, aquejado de una enfermedad crónica, y el mecánico Manuel Fernández, quien debía ser operado. Asimismo, la totalidad de los pescadores no han podido tener un contacto con sus familiares ni se les permite recibir cartas o paquetes.

Se sabe, por el contrario, que pueden oír la radio y que, a pesar de su precaria situación, son bien tratados, alimentados normalmente y están sometidos a vigilancia médica, así como que su estado de ánimo es bueno y optimista a la espera de un desenlace rápido de este secuestro al que, hoy por hoy, no se le ve salida política alguna.

Estas informaciones sobre el estado y comportamiento de los quince pescadores españoles -catorce del buque Galgomar y un decimoquinto, Juan Garrido Díaz, que navegaba en el pesquero marroquí Cabo Juby 2- han sido recogidas por el embajador de México en Argel, Oscar González, quien ha sido la única persona que, hasta el momento, pudo visitar a los rehenes en un campamento saharaui, cuya ubicación exacta se desconoce, pero que, en todo caso, se sitúa próximo al territorio argelino.

La captura del "Galgomar"

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El buque Galgomar, de la empresa Alvarez Entrenas, fue capturado el día 22 de mayo pasado, a pocas millas de la costa saharaui y en un punto próximo al cabo Barbas, en la parte más meridional de la costa sahariana: Precisamente en una de las llamadas ocho ventanas (véase el mapa) o lugares en los que el Frente Polisario tiene capacidad de movimiento por no estar vigiladas militarmente por Marruecos. Desde la costa, los pescadores fueron conducidos en camión durante cinco días por el desierto hasta el campamento en el que se encuentran apresados.

Esta acción del Polisario ocurrió pocos días después de que el entonces ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, recibiera en el palacio de Santa Cruz al secretario de Información de la RASD, Salek Ould Salek, con quien conversó sobre la posibilidad de mejorar las condiciones de la representación saharaui que permanecía en España, y que ha sido suprimida desde hace varios meses. En aquella ocasión, los saharauis -cuya presencia en Madrid causó problemas en las relaciones hispano-marroquíes- no abordaron el tema de las aguas de pesca y se limitaron a solicitar la institucionalización de un contacto permanente con las autoridades españolas y la apertura de una oficina o delegación oficial de la RASD. Las conversaciones concluyeron sin resultados, pero con la promesa hispana de que serían estudiadas a fondo las peticiones saharauis.

Poco después ocurrió la captura del Galgomar y se iniciaron gestiones diplomáticas a través de organismos internacionales y de personalidades, pero todas ellas han fracasado. El Polisario quiere una negociación directa con el Gobierno español, y en la Administración hispana se niegan en rotundo a negociar bajo la presión de los rehenes, ni siquiera a mantener un diálogo que, de manera indirecta, tampoco se excluye. España considera la retención de los quince trabajadores como una violación de los derechos humanos, tal y como lo denunciaron ante la ONU los países del Pacto Andino hace varias semanas. Una iniciativa esta que ha provocado el malestar de Argelia, país que asegura estar al margen del secuestro, pero que en los pasados días increpó al embajador de Venezuela en Argel por haber apoyado su país esta protesta ante la comisión de derechos humanos de las Naciones Unidas.

El Polisario intenta presentar, por su parte, el secuestro de los trabajadores como un acto político y de guerra, a pesar de que sus rehenes no ostentan ninguna representación política ni diplomática, como es el caso de los rehenes americanos en Irán. Sí tienen razón al reivindicar las aguas de pesca sitas al sur del cabo Nun como aguas saharianas usurpadas por Marruecos, y al pedir que nadie pesque en dichas aguas, que consideran suyas. Pero este argumento se pierde cuando se sabe que barcos soviéticos -con acuerdos firmados con Marruecos- faenan sin problemas en aguas saharauis. En definitiva, el Polisario pierde la razón ante la opinión pública española y mundial al utilizar a trabajadores como elemento de chantaje político. De ahí que la casi totalidad de los partidos políticos españoles hayan sido, hasta el momento, contrarios a que se acepte la presión política.

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