España presentó una propuesta prooccidental sobre el reglamento de la CSCE, de Madrid
La delegación española en la reunión preparatoria de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), de Madrid, presentó ayer una propuesta formal y escrita sobre el orden del día, organización y calendario de la reunión principal de la conferencia. La iniciativa hispana que reproduce las reglas de comportamiento utilizadas durante la pasada Conferencia de Belgrado, ha sido apoyada por los países occidentales y rechazada por la mayoría de las naciones socialistas que hoy, a través de Hungría, presentarán una contraoferta relativa sólo al orden del día de la reunión principal.
La iniciativa española, surgida en pleno estancamiento de los debates de la conferencia, y mientras la atención general hispana se centraba en la moción de confianza solicitada por el presidente Suárez, ha tenido dos efectos inmediatos, como lo son la reanimación de la conferencia y la ruptura, al menos en apariencia, del sistema triangular de concertación diplomática que se estaba convirtiendo en norma de trabajo al margen de las sesiones plenarias y que estaba protagonizado por los llamados bloque occidental (OTAN -y CEE), bloque socialista (Pacto de Varsovia) y países neutrales y no alineados.De momento, y después de tres días de silencio de los países del este europeo, la propuesta española, presentada por el embajador Rupérez como elemento de trabajo y sin pretensiones de convertirse en documento definitivo, ha servido para que la URSS y sus aliados empiecen a pronunciarse sobre las posiciones occidentales avanzadas días atrás y verbalmente por España y Austria, aunque con matices diferenciales. Ello supone que la conferencia recupera su dinámica, aunque no prejuzga que el final de esta discusión de procedimiento puede ser más rápido que si se hubiera mantenido el sistema de concertación triangular, antes mencionado, que situaba en manos de los países no alineados y neutrales -en la responsabilidad de Austria, según las sugerencias de Noruega (OTAN) y Hungría (Pacto)- la responsabilidad de redactar un documento de procedimiento una vez que el consenso Este-Oeste se hubiera establecido en los pasillos y sobre borradores. El propio embajador austriaco, Franz Ceska, anunciaba ayer que casi tenía el compromiso y que el deseo español de presentar su papel le habla impedido tomar la iniciativa a su delegación. En los mismos términos se manifestó por la mañana el portavoz de la delegación soviética, quien lamentó que no hubiera progresado una propuesta de consenso.
La posición de la URSS, que no llegó a manifestarse ante la sesión plenaria, y que luego evolucionó, se vio más tarde seriamente endurecida por la declaración que hizo el representante de Checoslovaquia, Jaromir Johanes, quien afirmó que había conocido «con pena» la existencia del documento español, que algunos de sus colegas del Este calificaron de «atlantista» en los pasillos de la conferencia.
Posteriormente, y una vez puesta en marcha esta dinámica, el bloque del Este cambió su táctica y decidió olvidarse del compromiso neutral en favor de la presentación, por el Este, de una propuesta que hoy hará pública Hungría. El primer síntoma de este cambio de táctica lo ofreció Rumania -país candidato a la sede de la próxima reunión de la CSCE-, con una declaración conciliadora, agradeciendo la iniciativa hispana como tal y diciendo que todo era discutible, lo que ya marcaba distancias con Checoslovaquia. Por la tarde, el tono conciliador fue repetido por húngaros, polacos y búlgaros. La URSS, país al que España le entregó en la noche del martes el texto de su propuesta, no quiso comentar nada, aunque se sabe que está en contra del contenido del documento español.
El documento presentado por España en la mañana de ayer tiene en su fondo político dos partes claves. La primera consiste en ligar la propuesta del orden del día a las relativas al calendario y organización de la conferencia propiamente dicha, que se iniciará el día 11 de noviembre. El segundo aspecto se refiere al contenido o fondo del documento, que no hace otra cosa que repetir el reglamento utilizado en Belgrado, el libro amarillo. Aquí España deja abierta la posibilidad de que la conferencia se abra en noviembre a nivel de ministros y de que en ella se reparta, más o menos por igual, el tiempo de las discusiones relativo al análisis del cumplimiento del Acta de Helsinki -Afganistán y derechos humanos aquí incluidos- y el destinado a las propuestas y conclusiones. Asimismo España no excluye la posibilidad de que cualquier delegación pueda abordar las cuestiones políticas incluso en la segunda parte de la conferencia. Esto en cuanto al orden del día. Sobre el calendario y organización la parte hispana desea que en la reunión principal queden dibujados la fecha y el lugar de la próxima conferencia.
Por su parte, la propuesta húngara, que representa a casi la totalidad de los países del Este y que será presentada hoy, se limitará al llamado orden del día de la reunión principal. En ella se cree que el representante de Budapest marcará distancias sobre el llamado punto cuarto o duración de los distintos sectores de la conferencia, intentando que los debates sobre cuestiones políticas queden reducidos al menor tiempo posible.
Aunque parezca irrisorio, el debate Este-Oeste se centra en una «coma» del libro amarillo de Belgrado que marca la frontera entre el debate político y las llamadas conclusiones. Una barrera que la URSS quiere difuminar porque considera que si el debate político se va a convertir en un tercer grado sobre Afganistán y los disidentes del Este al menos quiere recortar y controlar las reglas del juego de esta esperada discusión.
Salvatore Francia, detenido
Salvatore Francia, activista político de la extrema derecha italiana y uno de los promotores del movimiento Ordine Nero, ha sido detenido en Madrid, acusado de llevar un falso pasaporte, supuestamente expedido en Milán en 1979.
Salvatore Francia, cuya extradición solicitó Italia a España en 1977, se había acreditado como periodista en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, como representante de una revista de Johannesburgo, como lo anunció EL PAÍS hace días. Después de su salida de la CSCE como periodista ha sido detenido y ahora quizá sea expulsado de España.
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