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Fría apertura de la reunión preparatoria de la Conferencia sobre Seguridad en Europa

La reunión preparatoria de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) de Madrid inició ayer sus trabajos en la capital española con una breve y fría ceremonia -en consonancia con la crisis actual de las relaciones Este-Oeste-, en la que el nuevo ministro de Asuntos Exteriores de España, José Pedro Pérez-Llorca, invitó a los delegados de los 35 países asistentes a la conferencia a trabajar en pos de la paz en la libertad y de la libertad en la cooperación.

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El primer objetivo de la reunión inaugurada ayer en Madrid lo constituye la puesta en marcha de la CSCE propiamente dicha y la articulación del calendario y sistema de trabajo de la conferencia. En relación con estos temas hay que señalar ya que la CEE hablará en la reunión de Madrid por un solo portavoz, cuando lo estime oportuno, y en contra de las pretensiones de alguna delegación, como la de la Unión Soviética, que prefería la intervención de país por país. En este caso será Luxemburgo, actual presidente en ejercicio del Consejo de Ministros de la CEE, quien tomará la palabra en nombre de los nueve en aquellas discusiones de relevancia sobre las que, con anterioridad, se concertarán los países comunitarios.La cuestión del calendario y del alcance y contenido de los trabajos de la conferencia serán los temas a debatir en los próximos días, aunque la mayoría de los países están de acuerdo en dividir la conferencia en dos fases y en reducir la primera a los días comprendidos entre el 11 de noviembre y el 19 de diciembre, fechas en las que deberá abordarse el análisis del cumplimiento del Acta Final de Helsinki, lo que impedirá a la nueva Administración americana que surja de las elecciones presidenciales en curso (y que asumirá el poder el día 20 de enero) participar en este debate.

En relación con este tema, y a tenor de las declaraciones del jefe de la delegación americana que asiste a la reunión preparatoria, Max Kampellman, parece vislumbrarse una diferencia de posiciones en el seno de la delegación americana, protagonizada por los representantes del Departamento de Estado y del Congreso de Estados Unidos. Kampellman, como hombre de la diplomacia americana, afirmó en Madrid el lunes que su país considera suficientes cinco semanas para el análisis del Acta de Helsinki.

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Con esta afirmación, Kampellman salía al paso de las declaraciones hechas a EL PAIS por el miembro de la delegación norteamericana y director de la Comisión de Seguridad y Cooperación en Europa del Congreso de Estados Unidos, Spencer Oliver (véase EL PAIS del domingo día 7 de septiembre), en las que el político norteamericano -considerado como uno de los duros de la conferencia- afirmaba que en las cinco semanas previstas para la revisión del cumplimiento del Acta Final de Helsinki no podría realizarse un serio análisis de la misma.

Spencer Oliver recordaba que en Belgrado hubo nueve semanas para analizar dos años de cumplimiento del Acta, y que en Madrid sólo habrá cinco semanas para desbrozar un total de cinco años de desarrollo de la CSCE. Asimismo añadió que aunque le parecía poco probable, la Conferencia de Madrid podría aplazarse si la URSS no aceptaba un plan de trabajo que permita el cumplimiento de los propósitos de Helsinki, entre los que Spencer incluye debates sobre la invasión de Afganistán y la defensa de los derechos humanos. En esta entrevista -realizada y grabada en Washington-, el director de la comisión del Congreso aludió ya a la diferencia de puntos de vista entre el Departamento de Estado y los congresistas sobre la convocatoria de Madrid, y recordó que el Congreso expresa un más directo y amplio sentir del pueblo norteamericano.

La actitud de Kampellman, más prudente y conciliadora, está también en la línea de discreción adoptada por la delegación soviética, cuyo jefe y embajador en Madrid, Yuri Dubínin, no quiso ayer hacer afirmaciones políticas. Dubinín se limitó a declara a EL PAIS que «en la reunión preparatona se tratará de preparar las condiciones para la celebración de la reunión principal de Madrid, que se inaugurará el día 11 de noviernbre». El jefe de la delegación soviética añadió que «la delegación de la URSS hará todo lo que esté a su alcance para la solución de las cuestiones relacionadas con la reunión preparatoria con vistas a los intereses propios de la celebración de la reunión principal con espíritu constructivo y de trabajo y en pos de la consecución de resultados positivos, en bien de la paz, la cooperación y la seguridad ».

Ceremonia de apertura

En medio de fuertes medidas de seguridad, y con la protesta de radicales antimilitaristas, se iniciaron en la mañana de ayer los trabajos de la reunión preparatoria de la CSCE. El acto, sencillo y gélido, se abri6 con unas palabras del secretario ejecutivo de la conferencia y embajador de España, José Pérez Hernández, quien dio la palabra al jefe de la delegación española y presidente en funciones de la sesión, Javier Rupérez. Este se limitó a pronunciar unas frases sobre el funcionamiento de esta reunión, de acuerdo con los estrictos dictados de los trabajos de Helsinki. Rupérez declaró inaugurada la reunión y anunció que la presidencia de la misma rotaría diariamente de acuerdo con un orden a establecer por sorteo, partiendo de una lista, en francés, de los países participantes, que son todos los europeos, menos Albania, y Estados Unidos y Canadá. La delegación norteamericana fue elegida en el sorteo para presidir los trabajos de hoy.

Tras la intervención del embajador de España fue el nuevo ministro español de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, quien tomó la palabra para dar la bienvenida a las delegaciones y animarlas a trabajar en pos de la paz en la libertad y de la libertad en la cooperación. El nombramiento de Pérez-Llorca a la cabeza de la acción exterior española fue, por otra parte, otro de los temas centrales de las discusiones diplomáticas que transcurrieron en los pasillos de la conferencia, donde causó sorpresa que el ex ministro Marcelino Oreja fuera relevado del cargo a tan sólo 48 horas de la apertura de la reunión de Madrid. Aparte de la sorpresa e incomprensión que la crisis ministerial hispana provocaba en las delegaciones asistentes, en el Palacio de Congresos se recordaba que fue el ministro Oreja quien tomó en Belgrado la iniciativa de ofrecer a España como sede de la conferencia.

El nuevo ministro, saludado y felicitado por delegados y embajadores, llegó al Palacio de Congresos después de jurar su nuevo cargo ante el Rey . En su discurso -elaborado sobre el borrador que Marcelino Oreja tenía preparado para su intervención- afirmó que el primer afán de la conferencia debe ser la búsqueda de la paz. Pérez-Llorca recordó el discurso de Carlos V ante el papa Pablo III, en el que afirmó «quiero la paz, quiero la paz, quiero la paz». El ministro, aludiendo a las dificultades de aquel momento y las que subsisten actualmente en Europa, añadió que hace falta una paz en la libertad y una libertad en la cooperación y declaró que las dificultades actuales aumentan la responsabilidad de los participantes en la conferencia. Terminó sus palabras recordando que la esperanza que ¡abrió el llamado «espíritu de Helsinki» podría renovarse ahora con un nuevo «espíritu de Madrid».

Por último, hay que señalar que entre la veintena de manifestantes radicales que protestaban en silencio y con pancartas por las carreras de armamentos, bloques militares y armas nucleares, se encontraba la diputada italiana del Partido Radical Adela Faccio, llegada a Madrid para mantener contactos con otros grupos radicales españoles, en un viaje organizado y patrocinado por el alcalde de la capital española, Enrique Tierno Galván, destacado miembro del PSOE.

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