Yugoslavia, como Polonia, solicita créditos a la RFA
Yugoslavia, al igual que Polonia, ha solicitado también un elevado crédito a la República Federal de Alemania aduciendo objetivos político-económicos: la estabilización de la economía nacional como medio de superar positivamente un difícil período político. Mientras Varsovia parece conformarse de momento con un préstamo de unos 1.200 millones de marcos (48.000 millones de pesetas), Belgrado solicita 3.000 (120.000 millones de pesetas).Según el semanario de economía alemán Wirtschaftwoche, el canciller Helmut Schmidt ha remitido una carta al jefe del Gobierno yugoslavo, Vaselin Djuranovic, para comunicarle que Bonn está dispuesto, en principio, a «apoyar la política de estabilización del Gobierno yugoslavo».
Se espera que este crédito se ultime antes del próximo otoño, estación en que visitará la RFA el presidente del Ejecutivo de Belgrado. Según los observadores, el Gobierno federal trata también ahora de evitar, como en el caso polaco, dos impresiones: que interfiere en cuestiones internas de los bancos, fomentando la financiación de objetivos «políticos exteriores»; que no comparte la oposición democristiana (para el CDU se trata de reforzar los cimientos de regímenes comunistas cuando éstos, según los conservadores, empiezan a hacer agua); o la impresión de que Bonn persigue objetivos ocultos en estas operaciones de ayuda.
Cabe decir que, hasta ahora al menos, la iniciativa en la negociación de estos créditos ha partido de Varsovia y Belgrado. Respecto a los créditos a Polonia, el Gobierno ha puesto en marcha posteriormente sus resortes de convicción, lo que, según los consorcios bancarios, es «un nuevo estilo» que no puede admitirse.
Los yugoslavos no han iniciado aún sus conversaciones sobre esta materia ni el Gobierno parece haber establecido aún contactos con los institutos de crédito. El problema surge de las garantías estatales: éstas, según la legislación alemana, sólo pueden otorgarse cuando se trate de créditos financieros destinados a un objetivo concreto, a un proyecto determinado.
En los dos casos citados se trata de un objetivo global -la estabilización del país receptor-, motivo de crítica para un sector político.
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