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Reportaje:

Rosa Chacel: "Mi verdadera pasión es la escultura"

La escritora prepara la publicación de dos nuevos libros

En este momento, Rosa Chacel está pendiente de la inmediata aparición de dos obras suyas hasta ahora inéditas: la primera, inminente, recoge sus Novelas antes de tiempo, y aparecerá en Bruguera, editorial que está reeditando en colecciones de bolsillo casi todas sus novelas. La segunda es la biografía de Timoteo Pérez Rubio, el pintor que fuera su marido, y que va a aparecer en Cátedra Además, Rosa Chacel se encierra estos días a trabajar, porque de su novela Escuela de Platón lleva ya más de doscientos folios y es el momento ahora de aislarse un poco y dedicarse a los doscientos que le faltan.

«Me gusta decir que estas Novelas antes de tiempo son como los hijitos de los canguros», dice Rosa Chacel, «que nacen tan poco desarrollados que deben permanecer en la bolsa de la madre hasta que crecen suficientemente. Estas son novelitas proyectadas o proyectos de novelas que alguna vez aparecieron en alguna revista o que estaban guardadas como relatos, con notas acerca de cómo debían ser desarrolladas... Aparecen ahora», sigue diciendo, «en esa bolsa que es una serie de explicaciones, anotaciones, a lo que podríamos llamar su estructura». «Mi primera actividad en la vida fue la escultura, y la escultura es la mayor pasión todavía. Por eso mis manos necesitan de los trabajos manuales, porque me prohibo la escultura. Por eso, coser y cortar, pintar, clavar, son para mí perfectamente coherentes con el otro trabajo, el de escribir».

Rosa Chacel reconoce haberse prohibido cosas: la poesía, la escultura. Las dos actividades, dice, por una misma razón: «No sería capaz de salir de una línea clásica». «La moda es muy seria», explica. «Cada época tiene su moda, que es su modo. Y esta época no es clásica, así que hacer algo con sentido clásico sería un poco absurdo, y hacer lo que hace mi época ni quiero ni puedo, porque no lo siento».

« De todo esto, de mis ideas sobre arte -no sé qué palabra usar, la palabra impresiones no me gusta, ni ideas, serían: vivencias, ideas, pero vividas- hay mucho en Escuela de Platón, casi siempre formuladas por un personaje que no sé si recuerdas de Barrio de Maravillas, aquel profesor de Zamora, un hombre de gran cultura... Es que si los hicieran las chicas parecería un poco pedante. Pero este es mi modo de haber vivido la vida artística. No en teorías, sino en cosas».

En realidad, toda la historia que se cuenta en Escuela de Platón, que es la novela continuación de Barrio de Maravillas, tiene que ver, desde el título mismo, y de un modo oblicuo, con el arte, con la pintura y, concretamente, con un cuadro. «Una de las chicas está obsesionada con un cuadro de Rafael: Escuela de Atenas, que ella llama siempre Escuela de Platón, porque cree que el filósofo es el personaje central del cuadro. Y cantidad de cosas que pasan en sus vidas, la chica pintora u otras las relacionan con Platón y, con el fresco». El tiempo que ocupa esta novela en la biografía de esta gente que quedó adolescente en la guerra de 1914 va desde la primera guerra mundial a la española. «Es probable», dice Rosa Chacel, «que no vivan mucho de la guerra. Probablemente salen de España antes», y lo que pasa después se cuenta en la tercera parte de la trilogía, que ya tiene título: Ciencias naturales.

Se desmigó España

De la guerra, dice Rosa Chacel, poco se puede decir: «Que se desmigó España. Nada más. Después han sido cuarenta años de desmigamiento intelectual y moral, más que material. Porque materialmente, en esos cuarenta años se ha hecho algo, pero todo lo que era nuestro renacimiento intelectual se hizo cisco. Es cosa tan definitiva y total que no se puede decir... Aquello se estrelló. Pues bueno, se estrelló. Poco más se puede decir». Y del exilio, que viene después, habla mucho en la biografía del pintor que fue su marido, Timoteo Pérez Rubio. «El libro cuenta su vida», dice Rosa Chacel, «más que opinar sobre su obra. Aunque la obra de Timo estaba muy entremezclada con su vida en dos sentidos: lo bueno de lo que hizo era lo que estaba hecho con amor. Y lo malo, aquello que la vida le obligó».«Lo peor que le puede pasar a un pintor, lo más trágico, es tener que vivir de la pintura o tener que pintar para vivir. Y eso fue lo que le pasó a Timo, porque desde que salimos de aquí hemos vivido de su pintura». Habla luego Rosa Chacel de los primeros tiempos, de la formación en la España de las vanguardias, de los seis años italianos y de la época de la República y la defensa del tesoro artístico. Luego dice: «Terminó de alguna manera su vida artística, terminó la libertad en su arte». Contar todo esto ha sido para Rosa Chacel «tremendo. Tremendo. Durante una larga temporada no he hecho otra cosa. He estado sumergida en ello bastante más de un año».

Para escribir esta historia, que tanto tiene que ver con la suya, la escritora contaba con sus recuerdos y también con sus diarios. Los diarios van a ser publicados también por la Editorial Bruguera. «Pero después que el libro. Yo quiero que aparezcan después que la biografía de Timo». Y, comentando sobre ellos, ríe Rosa Chacel. «Ya sé que algunos esperan, bueno, historias... picantes o escabrosillas. Pues no hay nada de eso, nada»

«Mi diario empieza en 1939, con el cuaderno de Burdeos, el primero de los que me han ido regalando mis amigos. Este me lo dio Máximo José Canh, en París. Era un judío de origen alemán, mayor, que había hecho la guerra de 1914 y que inmediatamente se había venido para España. Aquí se casó con una chica también judía, una chica muy guapa que había sido educada en Andalucía. Máximo José fue un amigo magnífico para todos nosotros. Luego, ya en Río, otro amigo me regaló el segundo, y así».

«Sí, claro que sigo con los diarios».

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