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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Al-Andalus y Andalucía

Alertado por la carta del señor Barrera, de Badajoz, que apareció el día 26 de agosto, he podido leer la del señor Becerra, de San Fernando, aparecida el día 21. Y no puedo dejar de dar las gracias al señor Barrera, puesto que, sin su ayuda, me hubiera perdido la lectura de un texto antológico, sin desperdicio.El señor Becerra pretende casi, o sin casi, la construcción de una nueva nación andaluza sobre la base de Al-Andalus. Porque, por lo visto, el resto de las aportaciones que a lo largo de los siglos han ido conformando la actual Andalucía no cuentan. Ni cuentan las primeras culturas prehistóricas (Algar, Almería, Los Millares), ni Tartessos, ni iberos, ni romanos, ni visigodos, ni castellanos. El señor Becerra hace tabla rasa y vuelve a Al-Andalus. Por lo visto, en Sevilla sólo existen la Giralda y la torre del Oro (por cierto, productos atinohades, que no andalusíes), no existe ni la catedral, ni la Casa de Contratación, ni a pocos kilómetros existen unas ruinas (Itálica) que nos hablan de una Andalucía romanizada y próspera.

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Yo no sé qué concepto tiene el señor Becerra de la historia y de la cultura como para llegar a pedir una nueva lengua nacional para Andalucía. ¿Es que piensa que los pueblos cambian de lengua como de camisa? ¿Por qué una lengua que ningún andaluz conoce? Pero el señor Becerra no sólo quiere una nueva lengua, amén de un nuevo himno (¿qué tiene contra el actual?) y un nuevo símbolo, sino que, además, quiere unas nuevas fronteras. ¡Ahí es nada! De saberse su proyecto no sé qué dirían, no sólo en Badajoz (que ya en parte tenemos la respuesta del señor Barrera), sino en Murcia y Campo de Calatrava. No hay, nada más que pasar por los pueblos manchegos para ver que son casi, casi, Andalucía. Creo que todos sus habitantes están deseando integrarse en el califato. ¡Por favor!

Ya puestos a reconstruir Al-Andalus habría que reconocer que el señor Becerra sufre olvidos imperdonables, que traicionan la memoria de Abd al-Rahman III y de todos los emires y califas cordobeses. ¿Cómo se olvida el señor Becerra de reclamar Toledo, por cuya sumisión tan denodadamente lucharon los soberanos cordobeses? ¿Cómo no reclama Zaragoza, joya codiciada y defendida del califato? ¿Cómo olvidar Tortosa y Valencia? O todo, o nada. Vamos a ser serios. Si vamos a reconstruir Al-Andalus, o lo reconstruimos entero o lo dejamos, Y, ya puestos, vamos a reclamar Marruecos (o buena parte del mismo), pues no podemos olvidar que era territorio andalusí en tiempos de Abd al-Rahman III y Al-Hakem II, sin perder de vista que fue uno de los latones que tuvo que recorrer Al-Mansur (era allí el hombre de los cuartos del ejército califal) en su rrieteórica carrera hacia el poder. Además, no sé si el señor Becerra se habrá dado cuenta, pero esta última reivindicación no sólo haría justicia histórica, sino que tiene una gran importancia estratégica dentro de la soberanía compartida con España que propone, porque a la primera veleidad expansionista de Marruecos hacia las Canarias, Andalucía le reclama a Hassan casi todo el reino. ¡Toma ya!

El señor Becerra habla de una etnia andaluza. ¿Qué etnia? ¿La ibera, la hispano-romana, la hispano-romana-visigótica, la árabe, la beréber, la castellana? ¿Qué etnia andaluza? ¿Es que no sabe este señor que Abd al-Rahman III era rubio y con los ojos azules, por la sencilla razón de que su madre era del Norte? ¿No sabe que el último personaje andalusí que mantuvo la unidad política de Al-Andalus, era un hijo de Al-Mansur llamado Ibri-Sanchul, y, de cuyo nombre se puede deducir de dónde procedía su madre? ¿Es que no se ha dado cuenta de que Andalucía es un crisol de razas y de culturas, y que de ahí vienen su originalidad, sus problemas y su grandeza?

Señor Becerra: tenemos la Andalucía que tenemos y esa es la que habrá que hacer mejor. Y habremos de mirar la historia, habremos de mirar hacia atrás, pero no para volver hacia atrás, sino para comprender quiénes somos y por qué, pero sin desechar nada, quedándonos con lo que rnás nos guste.,Y creo que no necesitamos ni

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