"La gran gozada", sátira política y musical
Se presenta esta noche en Vista Alegre
Comedia musical adobada con sal y pimienta, bailes y canciones, números de imitación y transformismo, sátira política como tema de fondo y nada de desnudos o erótica exhibición. Todo esto es La gran gozada, espectáculo que se presenta esta noche en la plaza de toros de Vista Alegre, en Carabanchel, escenario castizo y folklórico, muy propio para esperar las noches tibias de septiembre.La elección de un nuevo presidente de Gobierno, entre Lola Flores y una variopinta colección de populares carrozas que compiten por su candidatura, es el hilo argumental que enlaza la serie de scketchs, con textos de Jaime Ríos, que se inspiran en las seccionés más picantes de la revista Sal y Pimienta, «Entrevista insolente» o «Las diez pequenas diferencias».
Marisa Porcel, en el papel de Pimienta, y Rafal Torres, en el de Sal, al modo de alegorías de un au¡o sacramental, es la pareja protagonista de La gran gozada. Francisco Collado, Julio Alberto Navas, Salvador Reyes y José Antonio Ramos, son otros artistas que intervienen en la obra, junto al grupo de baile, en el que debuta una hija de Marisa Porcel, Paloma, todos bajo la dirección de Justo Pastor, de quien se recordará su Charli, no te vayas a Sodoma, un éxito de público, seis años en cartel.
«En este espectáculo hacemos una parodia de Sal y Pimienta y de una serie de personajes famosos, pero sin ridiculizar a nadie», asegura Justo Partor. «No queremos dar lecciones de teatro ni de actuación, sólo de buen humor. Tratamos de divertir al público. Nada más. Yo creo que deberíamos votar para que se construyera un monumento a la risa en cada ciudad del mundo».
Los somnolientos leones de cartón, apoyados sobre sus respectivas bolas, que flanquean el escenario montado sobre la arena de la plaza parece que ya sean eso: una plasmación irónica y burlesca de esa mentada identificación del ruedo taurino con el hemiciclo de las Cortes.
Un estreno de Jardiel Poncela
Con el estreno de una obra de Enrique Jardiel Poncela, Los habitantes de la casa deshabitada, dirigida por Marta Recatero y protagonizada por Antonio Garisa y Amparo Baró, el Infanta Isabel inauguró ayer su temporada teatral.Si hay que creer esa especie de leyenda por la que un ensayo general desastroso es indicio de que en primera función ante"el público todo va a ir bien, en el caso de Los habitantes de la casa deshabitada el estreno fue garantizado por el caos reinante en los últimos ensayos del miércoles por la noche. Otra cosa es que la obra coseche el éxito al que aspira al anunciarse como «La comedia más divertida de Jardiel Poncela», entre muchos signos de admiración.
La preparación de los trucos escénicos, puertas simuladas, escaleras colgantes, trampillas, luces, etcétera, es la dificultad más característica del montaje de esta obra, situada en el espacio mágico de una casa encantada, poblada de extraños seres que aparecen y desaparecen misteriosamente, hasta que, al final, se descubre todo, como suele ocurrir en las obras de este autor. La ultimación de estos detalles técnicos y su adaptación al movimiento de los actores en el escenario parecían salir sistemáticamente mal la noche del preestreno, y motivó continuas indicaciones de la directora de la obra, repeticiones de cada cuadro y múltiples pruebas.
Luis Barbero, Marta Puig, Nicolás Romero y Antonio Campos, Paco Camoiras y Luisa Sala constituyen las principales figuras en el reparto de la obra, producida por Pérez Puig.
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