Vacuna contra la lectura
En EL PAIS del 8 de agosto, sección «Cartas al director», he leído «El aprendizaje de la lectura», de Marlano Rodríguez, quien comentando un programa de Televisión Española, y ante el abandono masivo en la lectura, se hace esta preaunta: «¿Por qué no leemos los españoles?».Dice el señor Rodríguez: «el problema radica en que no sentimos necesidad de leer. Pero para la inmensa mayoría, el problema es más profundo, y el tratamiento ha de ir a la raíz. Y la raíz», continúa, «está en los colegios, en los niveles más elementales ( ... ) se siguen utilizando métodos clásicos, que convierten la lectura en algo odioso».
Efectivamente, yo también creo que es en la escuela donde se está potenciando ese paro lector, y añado a la razón que da dicho comunicante la siguiente: se está enseñando a leer cuando el niño no tiene madurez para ello, y esto precisamente en preescolar.
En las orientaciones pedagógicas aprobadas por el Ministerio de Educación, en 1973, leemos (¿cuántos las han leído?): «El objetivo de la educación preescolar es conseguir el desarrollo armónico de la personalidad del niño, en los aspectos neurofisiológico mental y social(...). El aprendizaje de la lectura y escritura está condicionado a la madurez mental y psicomotriz del niño ( ... ), por tanto, no es problema típico de la educación preescolar sino específico de la madurez individual y habrá que abordarlo cuando aparezca este momento».
Dichas orientaciones dan úna variedad de actividades, que sin duda tienen en cuenta esas «características y un desarrollo físico y mental peculiares y exclusivos» de esta etapa.
Yo me pregunto: ¿Se está trabajando según esto, o se tiene como objetivo «enseñar a leer, escribir y cuentas»?. Me parece -aunque con alguna excepción- que se está haciendo esto último, y como en una carrera, a ver quién enseña más y antes. Y esto no es. Así no se realiza un «desarrollo armónico», sino un «trabajo forzado». Sí, aprender a leer es para muchos sufrir a mares. Opino que en EGB, y sobre todo en la primera etapa, se está contribuyendo a esa posterior inapetencia lectora, debido a lo que califico de estudio apretado, aplastante, sin tiempo para pensar, libros y libros que aprenderse. Me dice un niño de ocho años: «De todos los libros que llevo, me gusta más Naturaleza y Vida, pero lo que no me gusta es tener que estudiarlo». Me reí. Qué verdad tan grande. Le dije que tenía toda la razón./
. Profesora.
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