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China condena oficialmente el culto a Mao

El culto a la personalidad ha sido objeto de una condena oficial, por primera vez en China, cuatro años después de la muerte de Mao Zedong, dirigente que ha recibido más un trato de divinidad que de persona. Una directiva del comité central chino ha hecho público un comunicado en el que califica el culto a la personalidad como falto de dignidad política.

Esta condena se refiere específicamente al culto que se ha venido tributando al fallecido líder Mao Zedong, y se ha hecho pública al mismo tiempo que se reconoce abiertamente la responsabilidad del fundador de China comunista en la Revolución Cultural y, por tanto, responsable de los «graves errores» que conllevó, y cuando se acerca el proceso a la banda de los cuatro, de la que forma parte su viuda, Jiang Qin.La decisión de acabar con el culto a la personalidad prevé la supresión de una gran parte de los retratos de Mao que figuran en locales públicos, que han estado omnipresentes en toda China. Antes de que se hiciera pública esta condena ya se había comenzado a practicar de hecho, porque se habían descolgado numerosas imágenes del líder. También se retiraron la semana pasada todas las efigies de Mao, salvo una situada en la plaza Tian Anmen, en el centro de la capital.

La directiva coincidió plenamente con unas declaraciones de Hua Guofeng que publicó el periódico yugoslavo Vjesnik, en las que afirmaba que no existe ninguna duda sobre la responsabilidad de Mao en los «graves y serios errores cometidos por el partido comunista chino durante la Revolución Cultural». Hua Goufeng, sucesor de Mao, y que está a punto de dimitir de su cargo de primer ministro, no aparece en el comunicado de la directiva del comité central, pero está implícitamente acusado.

Guofeng se encargó, tras la muerte de Mao, de recopilar sus obras y de publicar el último libro del «gran timonel», aparecido póstumamente. Ahora, el comunicado de la directiva prevé explícitamente una reducción de la edición y difusión de los escritos de Mao y otros dirigentes,

El comité central anuncia que, paralelamente a la eliminación de las imágenes de Mao, se retirarán las de otros dirigentes comunistas, y cita en concreto a Hua Guofeng, cuyo retrato suele aparecer al lado de las de su predecesor en los lugares públicos.

La crítica formulada por el comité central sobre la compilación de escritos de Mao había sido precedida, en junio, por unas declaraciones hechas por Hu Yaobang, secretario general del partido comunista chino, en una entrevista que concedió a los corresponsales yugoslavos en Pekín. Hu Yaobang, que disfruta de la confianza del verdadero «jefe» actual chino, Deng Xiaoping, había indicado en esta ocasión que el comité central se disponía a efectuar una revisión del quinto volumen de las obras elegidas, precisamente el volumen preparado por Guofeng.

Al igual que Deng Xiaoping, Hu Yaobang es una de las grandes víctimas de la revolución cultural. Todos los observadores coinciden en que, al dejar de ser la cabeza del Gobierno, perderá gran parte de su influencia actual, aunque siga siendo presidente del partido comunista chino. La marcha del sucesor de Mao del Gobierno, que cederá su puesto a otro hombre de confianza de Deng Xiaoping, el viceprimer ministro actual, Zhao Ziyang, está prevista pocos días antes de la celebración del proceso contra la banda de los cuatro en el Tribunal Popular Supremo. La banda la dirige Jiang Qin, viuda de Mao, y sus tres colaboradores principales son Wang Hongwen, Yao Wenyuan y Zhang Chungiao.

Con la condena al culto a la personalidad de Mao se prepara también el terreno para otro gran proceso que será instruido a título póstumo ante los tribunales militares contra Lin Biao, sobrino de Mao, que desapareció en unas circunstancias muy extrañas, aún sin aclarar, en 1971. Lin Biao es el principal artesano de la veneración que rodeó al fundador de China comunista. A él se deben las manifestaciones multitudinarias en las que centenares de miles de personas coreaban las máximas del célebre Libro rojo.

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