España: se importa la energía que se desperdicia
Si no fuera porque va en ello algo tan serío como nuestro abastecimiento energético y, lo que es muy importante, la autonomía de nuestra economía, el hecho sonaría a chiste: han comenzado a llegar al puerto de Barcelona importantes cargamentos de carbón con destino a industrias catalanas y, mientras, los yacimientos que dotan a ocho de nuestras comarcas son subexplotados -en el mejor de los casos- o permanecen cerrados a cal y canto. Todos los indicios señalan que no se trata de importaciones puntuales o esporádicas, sino que los conciertos con países como Estados Unidos, Suráfrica, Australia y Colombia están ya rubricados y los, desembarcos van arepetirse con asiduidad en el inmediato futuro. Y mientras -repetimos- ahí están los más de 815 millones de toneladas de carbones que constituyen las reservas de Cataluña en estos combustibles. Realmente nsólito.Ocioso resulta decir que la política que sigue la Administración en el sector minero carbonífero tiene un porvenir negro. A menos que cambie radicalmente, porque esto es lo que debe hacerse de inmediato. Cuando nadie queda que no esté convencido de que a raíz de la crisis de 1973 se impone -a marchas forzadas- una reconversión energética y un regreso a fuentes de abastecimiento autóctonas, duele comprobar cómo los pronunciamientos e intenciones se juedan solamente en eso.
( ... ) ¿Cómo es posible, ue estando convencidos de que el carbón es, si no más, una solución parcial para España, una mala política administrativa conduzca a que, año tras año. Hunosa registre pérdidas crecientes que en el pasado ejercicio alcanzaron los 19.000 millones de pesetas? Afrontar con eficacia la ineludible reconversión energética, apurar nuestros recursos para hacer disminuir la dependencia exterior, significa hacer desaparecer este actual y lamentable estado de cosas. Y en el caso concreto de Cataluña, es la Generalitat, a través de sus organismos pertinentes, quien debe, de inmediato, hacer oír su voz ante unas importaciones que resultan sorprendentes.
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