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Tribuna
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Opiniones sobre un heterodoxo

Entre los numerosos comentarios que la obra de Ramón Pérez de Ayala ha suscitado con motivo de celebrarse el centenario del nacimiento del escritor asturiano destacan aquellas que le consideran como un heterodoxo, en la línea de los grandes heterodoxos asturianos. No es extraño que alrededor de este concepto giren los elogios y las salvedades que en la tierra de su origen se han vertido sobre la vida y la obra del novelista, cuyo trabajo ha alcanzado una repercusión internacional de la que son buena muestra los seminarios y discusiones que tienen efecto o que se preparan en diversas universidades, sobre todo en Estados Unidos.

Asturias conmemora este año el centenario del nacimiento de Ramón Pérez de Ayala, nacido en Oviedo el 9 de agosto de 1880. Con este motivo, Andrés Amorós, quizá el mejor conocedor de la obra ayalina, publicará un libro que incluirá 240 cartas inéditas dirigidas por Pérez de Ayala a su íntimo amigo Miguel Rodríguez Acosta, que cubren más de cincuenta años en la vida del escritor (véase entrevista en estas mismas páginas).Por otra parte, la Biblioteca Popular Asturiana acaba de editar un libro con varios escritos de Pérez de Ayala, entre los que destaca una conferencia sobre el regionalismo, pronunciada el 4 de octubre de 1931 en el hotel Francés, de Oviedo.

El Instituto de Estudios Asturianos (IDEA) organizó un ciclo de conferencias, y la revista Los Cuadernos del Norte dedicó un número monográfico a la obra ayalina.

Durante los últimos días se han dicho y escrito, pues, muchas cosas sobre Pérez de Ayala en Asturias. Por ejemplo, Manuel Fernández Avello, cronista oficial de Oviedo, no ha superado aún el hondo pesar que le produjeron las palabras de Francisco Umbral en su libro La noche que llegué al café Gijón, cuando afirma que Pérez de Ayala le pareció, y le sigue pareciendo, sencillamente ilegible, pero reaccionó con la paciente y apasionante tarea de descubrir, en un artículo publicado en Los Cuadernos del Norte, las conexiones del estilo de ambos.

«No es necesario ser un lince», afirma Fernández Avello, «para comprobar cómo se parecen, paralelizan estilísticamente, Umbral y Pérez de Ayala, quien hubiese dicho, seguro que lo hubiese dicho: "Este chico casi escribe tan bien como yo"».

Para José García Nieto, Pérez de Ayala es un poeta sencillo, claro, directo, sensible, que da constantemente testimonio de su cuna asturiana.

Carmen Díaz Castañón subraya en su obra un canto liberal a la dignidad y libertad humanas, canto que plantea la necesidad de una educación adecuada para alcanzarlas plenamente y para oponerse muchas veces a los prejuicios y malformaciones de la sociedad española.

Víctor García de la Concha considera también la palabra liberal como la clave de toda la obra ayalina.

Pérez de Ayala fue uno de los fundadores de la Liga de Educación Política Española, surgida en 1913, y en cuyo proyecto, redactado por Ortega, se afirma la específica misión política de los intelectuales en la investigación de las realidades patrias y en la defensa del avance liberal.

Pérez de Ayala criticó el mal entendido patriotismo y se situó al lado del verdadero patriotismo, que no es cuestión de palabras, sino de obras: «Que cada cual procure hacer lo que hace lo mejor que pueda».

Ayala, afirma el periodista Carlos Luis Alvarez, fue consecuente con sus ideas, que mantenía sin petulancia, pero con firmeza.

Alfonso XIII quiso verle, pero cuando recibió el mensaje real, que le transmitió Luca de Tena, respondió: «Es demasiado tarde. Mi compromiso con la República es inamovible».

En una conferencia pronunciada en Oviedo en octubre de 1931 afirmó no asustarle la «algarabía de las autonomías». «Es la primera vez», agregó, «que España dispone de un destino y se ha echado a andar sin andadores hacia su plenitud final. Tiene que ensayar y tiene que errar a menudo. ( ... ) Esas regiones, lejos de desintegrarse, se verán compelidas, a la postre, a una más estrecha y orgánica integración dentro de la unidad española».

En opinión de Elías García Domínguez, Pérez de Ayala no merece acaso en la historia de la novela más que el lugar que se reserva a los heterodoxos sin descendencia, pero su obra ha ganado un lugar de excepción en la historia de la prosa castellana.

Su antifeminismo ha sido tratado en Los Cuadernos del Norte por Sara Suárez Solís. «Le preocuparon», afirma, «todos los problemas que afectaron a los hombres, a la sociedad, a las naciones, pero esa mitad de la humanidad que son las mujeres nunca le merecieron una revisión. Sin duda, para él fue un segundo sexo, marginal y al servicio del primero, y sólo el primero merecía reforma y progreso». En sus cartas a Rodríguez Acosta, Pérez de Ayala revela que estuvieron a punto de darle el Premio Nobel en tres ocasiones.

Las universidades norteamericanas de Alburquerque (Nuevo México) y Brown (Boston) han convocado sendos simposios sobre Ramón Pérez de Ayala, con motivo de su centenario, y también en Buenos Aires (Argentina) se desarrollarán unas jornadas de estudio dedicadas al escritor.

Por otra parte, tanto el Instituto de Estudios Asturianos como la Universidad de Oviedo se han ocupado a lo largo de este año de recordar su Figura y el significado de su producción literaria.

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