"Nuestra patria vive momentos de confusión y desorden", dice el capitán general del Cantábrico
El almirante José María de la Guardia, capitán general de la Zona Marítima del Cantábrico, pidió ayer la protección del apóstol Santiago, patrón de España, ante la «confusión, el desorden y la guerra subversiva» que vive nuestra patria, al tiempo que se pronunció en términos duros contra toda posibilidad de alterar el sentido tradicional de la institución familiar. El almirante De la Guardia actuó como delegado regio en el acto de ofrenda al apóstol, realizado ayer en la catedral de Santiago de Compostela.
El almirante De la Guardia rogó la protección del apóstol Santiago, «defensor de nuestra patria ante la confusión y el desorden, ante la guerra subversiva y el terrorismo, que tienden a destruirnos, agravados por nuestros defectos, el anarquismo y el individualismo. Nos estancamos, nos perseguimos como fieras, nos insultamos. Hemos perdido el orgullo y la dignidad; hechos conformistas, miedosos; huimos de asumir nuestra responsabilidad de ciudadanos; hemos perdido el orgullo y la dignidad, nos domina la envidia, la ira, la ambición; tenemos siempre presentes nuestros derechos, pero nos olvidamos de nuestros deberes».Tras afirmar que «todos viajamos en la historia a bordo de esta gloriosa nave que se llama España», recordó que en el pasado todas las regiones han contribuido a sus singladuras. «Cultiven, en buena hora, cada una de las virtudes propias de su idiosincrasia, que todas y cada una las tienen excelsas, pero persuádanse de que ninguna se basta a sí misma». En esta parte de su discurso citó al nacionalista vasco Sabino Arana, para pedir que se trate de conseguir «la mayor felicidad para su amadísimo pueblo, pero siempre dentro de España», y rogó igualdad de trato para todas las regiones.
Posteriormente, el almirante pidió protección al santo para defender a la familia «cuando la institución matrimonial es el blanco de innumerables ataques cuando se intenta cegar e incluso manchar con sangre las fuentes mismas de la vida cuando se hacen planes para destruir la célula original de la sociedad, que es la familia, con el cáncer de ideologías criminales o de la pornografía y de la droga». Pidió respeto para las Fuerzas Armadas, y que «nos dejen a nosotros, con nuestra experiencia, resolver nuestros problemas orgánicos y técnicos»; rogó por la unión de empresarios y trabajadores y pidió estímulo para el ahorro y la inversión -«siempre que se inspire confianza a los empresaríos», con el sacrificio de todos los españoles en beneficio de la creación de empleos y eliminación del paro.
Finalmente, invocó al apóstol ayuda al Rey, para que, sabia y prudentemente, en unión de la Reina, «dirija los destinos de nuestra patria España», así como protección al príncipe de Asturias para que se haga fuerte y virtuoso, «esperanza de nuestro futuro como nación monárquica».
El arzobispo de Santiago, Angel Suquía, dijo que es pecado olvidarse de la propia historia y separarse de las raíces. Aludió al mantenimiento de la devoción a Santiago y aseguró que bajo la protección jacobea «nos sentimos seguros y felices todos los pueblos de España».
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