Japón, quinto país productor de libros del mundo
La industria editorial japonesa goza de buena salud y ha convertido a Japón en el quinto país productor de libros del mundo. La cifra total de sus ventas se ha triplicado en los últimos diez años, de 980 millones de dólares (58.800 millones de pesetas) en 1969 a 3.170 millones (100.200 millones de pesetas) en el año pasado. Durante el misma período de tiempo, el número de ejemplares vendidos ha subido de 307 millones a 758 millones anuales (de 18.420 a 45.480 millones de pesetas).En el Japón los libros son baratos. Un libro normal cuesta actualmente menos de mil yens, esto es, cinco dólares (350 pesetas). Los editores y distribuidores han puesto a punto un sistema de control de precios para hacer accesibles los libros a los estudiantes y evitar las subidas brutales de precios.
La editorial más importante del país, Kodhansa, con 1.169 títulos nuevos al año, es la primera, con gran ventaja sobre sus rivales. Le sigue Shuaisha, con 539 títulos. Hay más de 4.000 casas de edición en el país, la mayoría de ellas con sede central en Tokio, y en su mayor parte son empresas familiares. Más de 1.200 emplean menos de diez personas, y sólo quince tienen más de mil empleados. Por lo general, se limitan a solicitar y programar manuscritos, dejando para subcontratantes los trabajos de impresión, promoción y distribución.
De esta manera, este tipo de industria no necesita dé grandes capitales iniciales, pero conlleva grandes riesgos. De hecho, tres o cuatro grandes empresas controlan un tercio del mercado. Aunque compran muchas revistas económicas y científicas, los japoneses son aficionados, sobre todo, a los libros de ciencias humanas y a la literatura. Estas dos materias representan cada una el 20% de los 27.000 títulos nuevos del año pasado.
Libros en todas partes
Los libreros acuden en sus puntos de venta a los lugares estratégicos, situados junto a los de trabajo, en las estaciones y metros. El inmueble de la mayor librería del Japón, Kinokuniya, se encuentra en Shinjuku, uno de los nudos ferroviarios de Tokio. Los clientes ojean as o ras expuestas, que por otra parte no son las que compran. Una vez hecha la elección, el comprador recibe otro ejemplar totalmente nuevo, pues el expuesto suele estar bastante estropeado.Para reducir los costes elevados de distribución, los editores japoneses pasan por sociedades intermediarias (unas cincuenta en total) que se encargan de la promoción y distribución en los 25.000 puntos de venta del país. Las dos distribuidoras principales, Tokyo Shuppan Hanbai y Nippon Shuppan Hanbai, controlan el 40% del mercado.
Las primeras tiradas, sin embargo, no son cuantiosas, pues apenas superan los 4.000 ejemplares, y la círculación de las obras especializadas se organiza para un público limitado. Según la Unesco, Japón es el quinto productor de libros del mundo, después de EE UU, URSS, Alemania Occidental y Gran Bretaña, y ello con tando con que el país no exporta apenas nada, dada la barrera del idioma. Sin embargo, la importa ción de libros es importante, cerca de 110 millones de dólares (770 millones de pesetas) el año pasado.
Babelia
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