Israel proclama a Jerusalén capital "eterna" del Estado judío
Por 65 votos a favor y doce en contra, el Parlamento israelí aprobó anoche la ley básica que declara a Jerusalén «la capital eterna del Estado de Israel».«Esta es la posición de todo Israel», dijo el primer ministro israelí, Menájem Beguin, que intervino en la votación y salió ayer, por primera vez, de su casa, después del infarto cardíaco que sufrió hace tres semanas.
Las oficinas de Beguin serán trasladadas a un edificio en Jerusalén oriental, a unos trescientos metros del Cuartel General de Policía, en los primeros días del próximo mes de agosto, según aseguró ayer Radio Israel.
Menájem Beguin, que guarda cama desde hace un mes a consecuencia de un malestar cardiaco, «desea subrayar con su presencia la importancia excepcional que otorga a este voto, que en su opinión constituye la respuesta israelí al debate sobre Palestina que se desarrolla actualmente en la Asamblea extraordinaria de la ONU », indican fuentes vinculadas al presidente del Gobierno.
Presentado personalmente por una diputada de extrema derecha, Gucoulah Cohen, el proyecto ha sido asumido por todos los partidos políticos con representación parlamentaria, con la única excepción de la extrema izquierda y de los comunistas.
Sadat pide la liquidación de los asentamientos
Por su parte, el presidente Sadat exigió ayer por la noche la «liquidación» de los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza. « Los asentamientos que han sido crea dos son ilegales y tienen que ser liquidados», declaró el jefe de Estado en un discurso pronunciado en Alejandría con motivo del 28 aniversario de la revolución del 23 de julio de 1952, que derrocó a la monarquía en Egipto.
Es la primera vez, señalan los observadores, que el presidente Sadat habla de forma tan tajante sobre el tema de los asentamientos. Hasta ahora, el jefe de Estado egipcio se limitaba a pedir su «congelación». El jefe de Estado egipcio hizo un balance muy pesimista de las negociaciones egipcio-israelíes sobre la autonomía palestina y precisó que esas negociaciones se enfrentaban con muchas dificultades y que «el abismo es grande» entre Egipto e Israel.
A propósito de Jerusalén, Sadat adoptó una postura muy firme y declaró que todas las medidas tomadas por Israel en el sector árabe de la ciudad carecían de legalidad.
Evocando en última instancia la actitud de los países árabes de cara al conflicto de Oriente Próximo, el presidente Sadat afirmó que si esos países proponían una solución de recambio a los acuerdos de, Camp David él estaría dispuesto a «renunciar» al tratado para seguir al mundo árabe.
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