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París, cuartel general de la oposición a Jomeini

Múltiple, desunida en apariencia, la oposición al jomeinismo se configura y se afirma en la capital francesa. Tanto los movimientos partidarios de la monarquía, como los republicanos o militares, están convencidos de que «los barbudos» (los mullahs integristas), con su ineptitud para gobernar, se han convertido en nuestros mejores colaboradores y, pronto, conducirán al pueblo iraní a la guerra civil».Aún no ha pasado año y medio desde que París, o más exactamente, Nauphle le Chateau, el pueblecito de la periferia de la capital, era el corazón de la resistencia contra el sha. Hoy, a los ayatollahs y a su inspirador supremo, Jomeini, los han reemplazado personalidades políticas y militares, monárquicas o republicanas, que también han convertido París en el cuartel general de la oposición a la República islámica. Nueva York, El Cairo, diversos puntos de Irak son igualmente escalas obligatorias para los «traficantes» del antijomeinismo, pero desde la capital francesa se planifican todas las operaciones.

La izquierda no comunista ha creado el Movimiento Popular para la Liberación de Irán. El último primer ministro del ex sha, Shapur Bajtiar, en un espléndido apartamento del barrio latino, afirma que está apoyado por militares del interior. Dirigentes del Ejército, bajo el mando del general Ariana, eliminado por el sha en 1969, han formado un estado mayor de las fuerzas armadas en el exilio. Hassan Nazih, que fue presidente de la Compañía Nacional Iraní de Petróleos con Jomeini, pero exiliado en Francia desde que fue acusado de anticoránico, está considerado por el mundo de la oposición como una de las figuras más representativas no monárquicas. Frente a los militares del general Ariana, que esperan el estallido de la guerra civil para dar un golpe de Estado, se sitúa otro grupo partidario de la familia Pahlevi, y que estima lógica la restauración en cuanto caiga el régimen jomeinista.

Todos estos grupos graban casetes y publican revistas que introducen en Irán. Desde Bagdad, con la autorización del Gobierno iraquí, esta oposición ha instalado emisoras que se pueden escuchar desde el interior. Todos ellos mantienen contactos con la oposición que vive en Irán y muy especialmente con fracciones del Ejército que, en definitiva, aunque con proyectos posteriores diferentes, es la «esperanza» más sólida de todas las oposiciones.

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