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Detenciones y purgas en el ejército tras el fracasado intento de golpe de Estado

El sexto compló descubierto en el seno del Ejército iraní coloca, una vez más, a los militares en una situación comprometida con respecto a la revolución, y hace presagiar una nueva y radical purga. El arresto de diecisiete oficiales en diversas guarniciones de provincia, el interrogatorio a que fue sometido el viernes el antiguo jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general Bagheri, y las amenazas que pesan sobre el almirante Ahmad Madanim, colocado en abierta oposición al Parlamento islámico, hacen recaer de nuevo las sospechas sobre todo el Ejército. Doscientas cincuenta detenciones, según el diario Azadegán, se han llevado a cabo en todo el país, siendo sustituidos los militares arrestados por oficiales pertenecientes a los guardianes de la revolución.

El malestar perceptible en el Ejército iraní procedía de los interrogatorios a que fueron sometidos el 10 de junio cien militares, entre ellos veintisiete oficiales destinados en el Kurdistán, como sospechosos de crear el proyecto «destrucción», que, según la prensa, pretendía, con la ayuda de Irak reinstaurar el derrocado régimen.El diario República Islámica (integrista) atacaba ayer abiertamente al almirante Madani por una declaraciones que hiciera hace un año, a través de las cuales defendía a Shapur Bajtiar, «hombre humanitario y honesto», que, «aunque había cometido errores, tenía derecho a vivir sin ser inquietado e Irán».

Según la prensa iraní, que revelaba ayer los objetivos de los golpistas, dos grupos de 250 hombres debían «ocupar el aeropuerto y emplear la aviación para bombardear la residencia de Jomeini, la presidencia de la República, el despacho del primer ministro, el cuartel general del Ejército y el de los guardianes de la revolución». Los insurrectos debían finalmente ocupar la radio y la televisión, y lanzar desde allí una proclama a la rebelión en los cuarteles antes de publicar un comunicado de apoyo a los rebeldes de Hamadán.

El imán Jomeini dijo ayer por la mañana que "los vendidos al antiguo régimen y a fuerzas extranjeras no podrán nada contra el establecimiento definitivo de un Gobierno islámico».

Refiriéndose a «los acontecimientos producidos durante los tres últimos días» ante representantes de los combatientes musulmanes kurdos (fieles al régimen) dijo que «una transformación total de las estructuras del Estado debía producirse tras el golpe de Estado. Pero Dios nos ayudó y el compló fue descubierto. Varios de los traidores han sido detenidos, y otros, que lograron huir, serán encontrados con la ayuda de Dios».

«Estas raíces podridas», ha concluido, «se componen de elementos que permanecen fieles al antiguo régimen y otros que dependen del extranjero. Pero nadie podrá cambiar nada. El Gobierno islámico será definitivamente instaurado».

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