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Tribuna
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La OTAN y las quince mini-otanes

Como un trueno en el cielo de verano ha estallado sobre la España estival el tremendo tema de la OTAN. Unas declaraciones de Marcelino Oreja, que quizá no tengan otro defecto que su retraso y la respuesta contundente de Felipe González, han abierto de modo casi inesperado uno de los debates más graves que el país tenía pendientes.La Alianza Atlántica es un conglomerado de quince situaciones diferentes. entremezcladas, que corresponden a cada uno de los quince países que la componen, y no hay nada más falso, ni más alejado de la realidad, que contemplarla como un bloque monolítico donde quince países se visten un solo y único uniforme, porque en la práctica cada uno de sus miembros va vestido a su gusto, sin tener entre ellos otra conexión que el propósito común de ejercitar la defensa colectivamente y aun eso queda en el artículo quinto del tratado encomendado a las acciones que cada aliado «considere necesarias», sin automatismo de ayuda militar a un compañero atacado, según el texto de 1949.

A partir de esta filosofía de libertad de acción se desarrolla todo este proceso de preservación de la originalidad, que cada miembro de la Alianza practica a la hora de aportar su esfuerzo al conjunto. Un repaso sobre la realidad de estas quince versiones parciales de la OTAN merece la pena. porque nos servirá para comprender la flexibilidad de una alianza inspirada en la tradicional concepción anglosajona del pragmatismo total.

Para empezar el recuento de situaciones originales que componien la galaxia: «otánica» la primera de ellas sería la de Islandia, que pertenece a una alianza militar sin tener ejército y sin contribuir a los gastos generales. Admite en cambio una base de la Alianza en su territorio y se permite el lujo de haber roto o medio roto diplomáticamente con uno de los miembros de ella. Noruega no acepta el depósito de armas nucleares en su territorio, ni el estacionamiento en permanencia de otras fuerzas de la alianza en su territorio, pero tolera las maniobras episódicas y el almacenamiento en el interior de sus fronteras del material militar que pudiesen emplear los aliados llegados a socorrerla en caso de ataque. Son las armas en «prepositioning». Para hacer más complicadas las cosas, las islas Spitsbergen se consideran por Noruega territorio neutralizado y, en realidad, sus únicos visitantes son los barcos rusos.

Completamente distinta es la situación de Dinamarca, que no acepta ni el estacionamiento en su territorio de fuerzas de la Alianza, ni la ejecución de maniobras, ni los depósitos nucleares, aunque en Groentandia, que es territorio nacional danés, se admitan bases de la Alianza sin limitación ni exclusión de ninguna clase de armamentos.

Alemania, por su parte, integrada en la OTAN. admite el estacionamiento de fuerzas de la Alianza en su territorio y el depósito de materiales nucleares, pero está sometida a las limitaciones que en el sector de construcción de armamentos se le impusieron en el momento de su adhesión al Pacto de Bruselas, y soporta que la autoridad ejecutiva de este Pacto, es decir, la UEO, ejerza un control efectivo de inspección para comprobar que, efectivamente, los alemanes no fabrican sin permiso ninguna de las armas que tienen prohibidas, lo cual no deja de ser original en el interior de una alianza que debería presuponer la igualdad entre todos sus miembros.

Bélgica y Holanda ofrecen dos casos moderadamente dispares. Ambas naciones están integradas en la OTAN, pero una de ellas -Bélgica- tiene parte de sus tropas asignadas en otro país de la Alianza, mientras Holanda las mantiene en el interior de su propio territorio.

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Luxemburgo, por su parte, mantiene una curiosa originalidad consistente en ofrecer, en porcentaje, la más baja contribución de todos los países miembros de la Alianza a los gastos de defensa.

Grecia aporta no pocas-particularidades a esta relación. Para empezar, no pertenece a la organización integrada, es decir, la OTAN, pero sigue, como Francia, perteneciendo a la Alianza. Admite bases americanas en su propio territorio y, lo que es más original, ha firmado con Yugoslavia y con Turquía una alianza tripartita que ahora no funciona en dirección de Turquía, pero la mantiene aliada de un país como Yugoslavia, exterior a la Alianza y con un régimen político que no tiene mucho parecido con los sistemas que gobiernan a los aliados atlánticos. En cambió Turquía, al revés que Grecia, permanece en el interior de la OTAN aunque haya clausurado las bases americanas después del conflícto de Chipre. Los acuerdos bilaterales y multilaterales juegan en Grecia y Turquía en sentidos contradictorios.

Vamos con el turno de Inglaterra, que también tiene sus aspectos. singulares. En primer lugar, el territorio insular británico y las aguas de la Mancha constituyen un mando -Cinchan en la terminología OTAN- independiente, que ordena los movimientos militares por tierra y mar de sus fuerzas, pero en cambio su aviación depende del mando europeo -Saceur-, que tiene a sus órdenes el cuerpo expedicionario británico en el continente -Baor-, con la peculiaridad de que Inglaterra puede retirar estas fuerzas en el momento que le parezca oportuno sin estar ligada por ningún compromiso de fidelidad. Inglaterra admite bases de la Alianza en su territorio y el depósito en el Reino Unido de materiales nucleares de la Alianza, aparte de los suyos propios.

Francia es otro ejemplo individual. No forma parte de la OTAN,, pero si de la Alianza; tiene fuerzas propias en un territorio extranjero de la Alianza -Alemania- que no dependen del mando europeo de Saceur, y, a pesar de haber abandonado la OTAN, está integradaen el sistema de alerta aérea Nadge -siglas inglesas del sistemá electrónico de la defensa aéreaque pone en movimiento todo el dispositivo de protección antiaérca del espacio continental defendido por la Alianza. .Portugal constituye un nuevo ejemplo específico, porque aunque parezca incongruente, su territorio continental, al igual que el insular, dependen dentro del esquema defensivo de la OTAN del mando atlántico -Saclant, en jerga otánica- que tiene su sede en la costa oriental de Estados Unidos, con lo cual, y en caso de guerra, los acontecimientos bélicos que tuviesen como escenario la tierra lusitana estarían dirigidos desde Estados Unidos por el almirante americano de Norfolk y no por el general americano de Saceur en Mons, al sur de Bélgica.

Quedan por último en este catálogo de situaciones originales los casos de Canadá y de Estados Unidos. Canadá tiene fuerzas en otros países de la Alianza, pero compone, junto con los norteamericanos,en el continente occídental, un mando autónomo y guarda sin integración el sistema de alerta aérea Norad americano-canadiense, que rodea por el sur la calota polar en su contacto con el continente americano. Estados Unidos, por su parte, tiene integradas en la OTAN sus fuerzas en Europa, pero guarda bajo su propio control nacional todo el terrorífico arsenal del mando estratégico Sac, con residencia en Omaha.

Todos los elementos que juegan en la defensa militar -tropas, armamentos, estacionamientos mil itares, maniobras, contribuciones...- vemos que adoptan en cada caso particular soluciones diferentes. Es la OTAN a la carte. En un segundo artículo podremos ver cuáles son las posibilidades que esta apertura a la originalidad podría ofrecer a Espaiía en caso de que nos interesase la integración.

Salvador López de la Torre es periodista.

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