_
_
_
_
Tribuna:CIENCIA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El amor cerebral del compositor Gershwin

Recientemente, RTVE emitió un reportaje en directo desde Nueva York, con la intención de familiarizar a los radioescuchas de España con las actividades de los españoles residentes en esta gran metrópoli.Fui elegido para explicar, en una charla espontánea, la participación de un profesional en la vida científica y cultural neoyorquina. Hicimos resaltar la actuación destacada de otros compatriotas. Precisarnente, unas horas después de nuestra entrevista, Plácido Domingo inauguraba la temporada de ópera con su Otelo, cuya transmisión televisada alcanzó más de sesenta millones de telespectadores. Nos referimos también a la dinámica Rosita Díaz Gimeno, interesada en los distintos actos en preparación para conmemorar los centenarios de Calderón de la Barca y Juan Ramón Jiménez en Estados Unidos y México. El tema artístico nos llevó a los compositores americanos conocidos en España, y en particular a Gershwin y a su fin prematuro, como resultado de un tumor cerebral. Los comentarios sobre este tema produjeron un torrente epistolar pidiendo más detalles y hasta informes escritos. Ante la imposibilidad de acusar recibo o contestar como corresponde cada carta individualmente, y en vista del interés despertado, aprovecho esta oportunidad para satisfacer la curiosidad de quienes, teniéndola, lean estas líneas.

Hace algún tiempo conocí al doctor Gregory Zilboorg. Entablamos amistad, que terminó a su muerte. El doctor Zilboorg, distinguido psiquiatra con orientación psicoanalítica, era un hombre sensitivo y de gran cultura.

Cuando Gershwin sufrió su primer síncope transitorio atípico, mientras tocaba su Concierto en F, con la Sinfónica de Los Angeles en un mes de febrero, el doctor Zilboorg fue consultado, y, sospechando una lesión orgánica, insistió en la necesidad de descartar la posibilidad de un tumor. Unos meses más tarde, Gershwin sufrió un ataque epiléptico con convulsiones generalizadas, seguidas de un estado comatoso. Fue operado de un cáncer del cerebro y muere sin recuperar el conocimiento en el hospital Cedros del Líbano, de Los Angeles, en julio de 1938.

De haber tratado a Gershwin hoy día, hubiésemos hecho una tomografía computorizada (scanner o barredora). Con este procedimiento es posible localizar con exactitud esa lesión tumoral, evitando métodos diagnósticos invasores utilizados anteriormente.

La anestesia actual está más libre de complicaciones. También podemos prevenir y tratar los aumentos de presión intracraneana más eficazmente.

Las técnicas neuroquirúrgicas modernas son más precisas y delicadas.

A pesar del progreso mencionado, un tumor como el de Gershwin sigue siendo incurable.

Sin embargo, hoy día es posible, en situaciones semejantes, prolongar la vida por un cierto tiempo, a veces sin deficiencias neurológicas ni de comportamiento, o con tan leves secuelas que el enfermo puede continuar con su trabajo u ocupación usual. Al prolongar la vida, pero sin esperanza de curar la lesión, nos enfrentamos con la responsabilidad de ayudar a los enfermos y a sus familiares a enfrentarse con la triste realidad y el dolor inevitable de un fin temprano.

A pesar de estas limitaciones, tendremos derecho a sentir algunía satisfacción al saber que, si bien lodavía no podemos curar el cáncer de cerebro, como el de Gershwin, con frecuencia podemos devolver al enfermo una vida normal, aunque sea por un iempo limitado.

Juan Negrín Jr. ejerce la neurocirugía en Nueva York, donde es profesor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_