La papela

Sociólogo de colas, como soy, en este país colista y de colistas, me he ido a la cola de Hacienda, o sea la declaración, con la papela que me ha hecho el abogado, aquí un amiguete, don Julio Garrido, que es que yo es que no sé de números, que ya en la escuela de grado y posguerra los quebrados me los hacía. Máximo, las vueltas que da el mundo; ahora, Máximo y yo volvemos a estar juntos en esta escuela de periodismo de Miguel Yuste. Y me dice Adolfo Marsillach, en la cola:-Resulta que me he pasado el año trabajando para el Estado, un Estado que no da nada a cambio, por lo menos a mí; así que al año que viene voy a trabajar menos, a ver si tributo sólo unas 100.000. Lo malo es que a mi me gusta trabajar y me voy a aburrir mucho. Aquí o te aburren o te vuelcan.

Un sistema fiscal que desmoraliza a los creadores de cultura y de cosas es un mal sisterna fiscal. El periodista Luis Otero también está en la cola:

- Yo pago lo quesea v sólo pido un buen colegio estatal para mi niña, pero no hay. Encima tengo que estirarme con un pastón para que la niña rnesalga fina.

Y hasta Carmen Díez de Rivera:

-La seguridad privada es más barata que la Seguridad Social en España, y además le tratan a una mejor, y no hay que estar encamada con cinco parturientas, que abultan mucho.

La iniciativa privada, sí, ha conseguido dar mejores y más baratos servicios que la falta de iniciativa estatal, con lo que la acumulación de líquido imponible (a cambio de muy poco sólido visible) en manos del Estado hace ensar al gentío que todo se va a astar en burocracia preautoriómica para hacerle a José Meliá supergobernador o virrey de Cataluña, que unas cosas traen otras, y, los catalanes que votaron mayoritaria y paradój icarri ente al hombre.más proclive a Suárez, tendrán que soportar ahora, a lo mejor, a Meliá pachá como pálida moreneta de la política catalana. Lo siento por ti, querido Vázquez-Montalbán, que vas a tener que quitarte rápidamente el mandil de gran cocinador y volver a ponerte, como cuando el régimen, el chaleco antibalas del gran prosador/luchador del manifiesto subnormal contra la subriormalidad manifiesta. Entre los colistas, la estatura de Fernando Fernán-Gómez, con su melenita de alcalde cle Zalamea:

- Como mi señora, o sea María Dolores Pradera, gana mucho más que yo con sus discos, pero tenemos que tributar a medias, resulta que pago lo que no gano. La ley me adjudica sus impuestos, pero no sus beneficios.

Aquí la gran contrarrevolución y contrarreforma de un Gobierno Fraga o cosa aparente, sería con trarreformar la reforma fiscal, quitar impuestos o volver a hacer la vista obesa, como Franco. Y como está haciendo la Thatcher, dama elisabhetiana de hierro colado, o como promete Reagan, pre presidente ecuestre, reencarnación de John Wayne que sostiene, como Wayne respecto de los indios, que el mejor contribuyente es un contribuyente muerto. Las viudas lo dan todo a cambio de unas misas laicas. En la cola, Lola Rodríguez de Aragón, que ahora se retira de su magisterio musical y me invita a escuchar estos días en Madrid a Teresa Berganza:

-¿Y eso desgrava, Lola?

Porque si encima de que no me gusta la ópera ni entiendo el bello cante, resulta que la Berganza no desgrava, entonces no voy. Desde la cola nos vamos a la antología de la zarzuela, de Tamayo, en la plaza de toros, y con esa cosa orfeónica que palpita siempre en las colas, empiezan a oírse los primeros gorjeos de La Revoltosa, que es como llaman a la reforma fiscal, que ha venido a resolverlo todo. Hay que pagar, concienciarse y ciudadanizarse, pero el Estado tiene que darnos a cambio algo más que supergobernadores. De tu reforma, Pacordóñez, han hecho una zarzuela.