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Giscard: la ampliación de la CEE no se negociará hasta 1982

Las negocíaciones sobre la ampliacíón de la Comunidad Económica Europea (CEE) no se reanudarán seriamente antes de 1982 en el mejor de los casos, según las explicaciones que ofreció ayer el presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, ante medio millar de periodistas, en la novena conferencia de prensa de su septenato, celebrada en el palacio del Elíseo. Respondiendo a una pregunta sobre las declaraciones a EL PAIS del ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, en las que éste afirmó que los crímenes de ETA se preparan en territorio francés, aí-irmó: «No tengo na da que decir del problema vasco». Giscard consideró «Inadmisibles», las violencias contra los camiones españoles, y, por otra parte, declaró que Francia está preparada para producir la bomba de neutrones a partir de 1983.Giscard se explícó ayer ampliamente sobre la pausa comunitarla, que, para empezar, reveló que se trataba de una palabra que él nunca había pronunciado. Parece lógico pensar que ese vocablo fue creado por la agencia France Presse, quizá por error, ya que fue la que lanzó la noticia. Cabe preguntarse, a la vista de las montañas de literatura que ha inspirado esa palabra, por qué los portavoces del presidente no sólo no la han rectificado nunca, sino que la han empleado continuamente.

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La política agraria y la financiación de la CEE retrasan su ampliación, según el presidente francés

Viene de primera páginaFrance Presse es una agencia nacional de la que el Estado posee el 50% de las acciones, y cuyo director general es nombrado por el Elíseo.

Giscard se explicó sobre la ex pausa en.los términos siguientes: a partir de las negociaciones de Bruselas, a finales del mes pasado, surgieron problemas que «se interfirieron con las negociaciones sobre la ampliación, y no es posible que progresen estas negociaciones a propósito de temas que proyectan incertidumbre e inestabilidad en las instituciones existentes».

Y Giscard continuó: «No he hablado de pausa. Expuse (ante las cámaras de agricultores) una situación de hecho. Esta situación es tan evidente que cuando nos reunimos en Venecia recientemente en la primera cumbre, el problema de la ampliación no fue planteado por ninguno de nuestros aliados. Y las declaraciones que yo hice no suscitaron, de su parte, ninguna intervención en mi presencia». El presidente, con esto último, hace pensar que al no surgir en Venecia el problema de la pausa querría decir que todos los demás miembros de la CEE estaban de acuerdo.

Para Giscard, los dos problemas graves que fuerzan el retraso de las negociaciones de la ampliación son el de financiación de la CEE y el de la política agrícola comun. Por lo que se refiere al primero, explicó: «Hay que saber cómo se realizará la solidaridad financiera comunitaria respecto a los nuevos miembros, puesto que España y Portugal son países de nivel económico inferior, si se les compara con la media de los nueve, y es posible imaginar que la adhesión, para ellos, se traduce por un cierto beneficio a partir de los recursos financieros de la Comunidad».

El segundo problema de fondo abordado por Giscard fue el de la política agrícola común. «Se trata», dijo, «de países (España y Pórtugal) que tienen una producción agrícola mediterránea y agravarán el mercado existente. Esto supone una organización de mercado y una política agrícola común, reforzada y extendida». El presidente repitió que «uno de los actuales miembros» de la Comunidad (Reino Unido) se cuestiona a sí mismo sobre esos dos problemas y, en consecuencia, le parece dudoso que se pueda avanzar en la negociación sobre esos temas con España y Portugal.

Para que esas negociaciones progresen, Giscard se manifestó tajante y equívoco: «Si a partir de 1982 (hasta entonces el Reino Unido queda eximido de algunas obligaciones rina'ncieras), todos los miembros actuales de la CEE aceptan las reglas f-inancieras y agrícolas tal como existen, la negociación puede continuar como fue emprendida». Por el contrario, si algún miembro no acepta esas reglas, «sólo cuando conozcamos las nuevas podremos saber en qué condiciones se les aplicarán dichas normas a los nuevos miernbros». Entre tanto, las negociaciones pueden continuar, pero no pueden progresar en lo referente a «los puntos sobre los que pesa una incertidumbre». Sabido es que los miembros de la CEE, empezando por Francia, que se expresó recientemente por boca de su primer ministro, Raymond Barre, vienen solicitando una reforma de la política agrícolá común. Giscard incluso advirtió que la delegación francesa en Bruselas recíbirá instrucciones para interesarse por las reglas y principios, agrícolas y financieros, que se aplicarán a partir de 1982.

Giscard negó que su nueva actitud de cara a la ampliación respondiera a motivos de la política interior, es decir, electoralistas: «en otras épocas tampoco manifesté, por razones electorales, mi oposición favorable a la vocación europea de España, y esta posición la mantengo». Racaneando, aunque muy elegantemente.

Problema interno de España

Tras la insistencia del periodista que le interrogó, a partir de las recientes declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, señor Oreja, Giscard declaró: «No tengo nada que decir del problema vasco. Es un problema interior de España. Nosotros aplicamos nuestras propias leyes y perseguimos los delitos que son cometidos, de acuerdo con los procedimientos judiciales. Y así continuaremos haciéndolo ». Estimó «inadmisibles» las violencias recientes contra los camioneros españoles, y aseguró que el primer ministro Barre hará lo necesario para «que sean indemnizados justarnente lo antes posible».

A propósito de los asuntos internacionales de actualidad, Giscard no hizo revelaciones especiales. Justificó su entrevista con Breznev en Varsovia, reiteró la necesidad de una solución política del asunto afgano y, en este sentido, juzgó positivamente la retirada de algunas tropas de Kabul. Anunció, por fin, que Francia domina ya la tecnología nuclear oportuna para fabricar la bomba de neutrones a partir de 1983 o 1984. «La decisíón que tomará entonces», añadió, «tendrá en cuenta que Francia estima que sus medios bélicos deberán de fender también a los países europeos».

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