_
_
_
_
_

El presidente de la Generalidad inaugura en Madrid una exposición sobre cultura catalana

«Falta en esta exposición una muestra representativa del mundo de la enseñanza, sobre todo de los libros de texto y otros de carácter científico de los últimos tiempos. Esto no hace sino confirmar que se tiene una imagen de la cultura catalana orientada fundamentalmente hacia lo plástico o lo literario; no obstante, en su conjunto, es una exposición altamente representativa de lo que es Cataluña y espero que ayude al conocimiento de nuestro país».

Jordi Pujol, presidente de la Generalidad, es, probablemente, la persona que se ha mostrado hasta ahora más crítica con la primera exposición sobre los últimos cien años de cultura catalana, que fue inaugurada ayer en el Palacio de Exposiciones de Velázquez, de Madrid, por el propio presidente del Gobierno catalán, por el ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva, y por el director general del Patrimonio, Javier Tusell.Durante una hora y media el presidente de la Generalidad recorrió, acompañado por los directivos del Ministerio de Cultura, las instalaciones de la exposición subvencionada por el ministerio y realizada por un equipo de intelectuales catalanes coordinados por Francesc Vicens, director de la Fundación Miró y diputado en el Parlamento catalán por Esquerra Republicana.

Cinco períodos cronológicos

La exposición, de acuerdo con criterios pedagógicos y de facilitar la comprensión de las obras expuestas, ha sido dividida en cinco períodos, que van desde 1880 hasta 1980, y en ella se recogen las muestras más representativas, a juicio de los organizadores, de los más variados aspectos de la cultura catalana, como son la pintura, la escultura, la arquitectura, la fotografía, el cine, la literatura, instituciones educativas y sociales, prensa y espectáculos.Según el ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva, la exposición, «que es una importantísima muestra de alarde de comunicación cultural», se hará más efectiva con una serie de guías más experimentadas que enseñen los valores de la cultura catalana, sobre todo al público estudiantil. Según el director general del Patrimonio, Javier Tusell, esta exposición es un claro exponente de la vida cultural de este país. «Hace tan sólo cinco años esta exposición no hubiera sido p9sible, lo cual quiere decir que hemos avanzado mucho ».

Los cinco períodos en que se divide la exposición han sido explicados por Francesc Vicens del siguiente modo: «El año 1906 representa histórica y políticamente a la solidaridad catalana y el modernismo en arte; 1923, supone la dictadura de Primo de Rivera, el final del arte moderno, la vanguardia surrealista y el nacimiento del noucentismo; 1939 se presenta como la etapa de la guerra civil, y en 1957 comienza el plan estabilizador, el movimiento político universitario y estudiantil, la publicación legal de ediciones de libros y revistas en catalán y el gran triunfo de Antoni Tápies en arte».

Contextos históricos

Para el crítico de arte y miembro del equipo que ha realizado la exposición, Josep Corredor Matheos, en la exposición destacan dos discursos paralelos: el de la cultura propiamente dicha y el del contexto histórico, por el que discurre la creación cultural. «Uno de los aspectos más valiosos de la exposición es su carácter interdisciplinario. Para conocer cualquier aspecto de la creación cultural hay que acudir a todas las manifestaciones sociales y artísticas». Para Corredor Matheos, a pesar de los altibajos de la guerra, «la cultura catalana ha sido madura, completa y desarrollada».En la exposición se exhiben varias obras escritas tanto en catalán, sobre todo las que se refieren a creación propiamente catalan, como en castellano (la mayor parte de las cuales se refieren a obras documentales). Entre los documentos gráficos que se exponen, uno de los más significativos es la fotografía de la visita que hizo, en 1931, el socialista Fernando de los Ríos a Maciá, durante la cual el primero sugirió la posibilidad de recuperar la Generalidad.

Obras maestras

Entre las muestras plásticas y pictóricas se puede destacar un Arlequín, de Pablo Picasso (1917); Reposo, de Isidre Nonell; Pastoral, de Joaquín Sunyer; Hombre y mujer ante un montón de excrementos, de Miró; Cabaret Excelsior, de Mompou, y esculturas de Subirach, Julio González, Josep Clara, Gargallo, Julio González y pinturas de Tápies, Miró, Hernández Pijoan y Guinovart, entre otros. No se ha podido contar con más obras de Picasso debido a que la mayor parte de las obras de este autor, de las que se podía disponer, se encuentran en estos momentos en Nueva York. Algo parecido ha sucedido con la obra de Dalí. Dado que las mejores obras de Dalí están en estos momentos expuestas en la Tate Gallery, de Londres, los organizadores de la exposición sobre cultura catalana no han querido recoger otras obras muy secundarias de este mismo autor.Es probable que la exposición sea trasladada, a partir de octubre, a Barcelona. También se ha pensado en la posibilidad de llevarla al extranjero, concretamente a París, aunque existen importantes dificultades, ya que muchas de las muestras proceden de colecciones particulares o de bibliotecas públicas (caso de los documentos escritos), por lo que se hacen imposibles las largas ausencias de estas obras de sus lugares de origen.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_