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Optimismo soviético ante la visita de Schmidt a Moscú

La agencia sovietica Novosti distribuyó ayer una información que daba cuenta de que el interés primordial de las conversaciones que mantendrá en Moscú el canciller federal Helmut Schmit el próximo día 30 girará en torno a la necesidad de una reducción y control del armamento de alcance medio (euromísiles).En el mismo despacho se insinuaba que, en todo caso, Moscú repetirá en esta ocasión su condición de que quede sin efecto el auerdo de la OTAN de diciembre, sobre establecimiento de estos cohetes de producción norteamericana en suelo europeo a partir 1973.

Sin embargo, la agencia incluye un punto de gran interés: Moscú desea que al menos se posponga esta decisión de la Alianza Occidental. La tesis de Novosti se aproxima ya a las pretensiones del canciller federal alemán, que en las últimas semanas ha dicho, al me nos dos veces, que sería deseable un compromiso en este sentido.

Ultimamente, también a raíz del congreso liberal del pasado fin de semana, la agencia oficial soviética Tass distribuía un cable en el que calificaba de «interlocutor válido» a Hans Dietrich Genscher, ministro de Asuntos Exteriores y jefe del Partido Liberal (FPD), tras casi cinco meses de no escasos ataques a Genscher, por su postura claramente pro norteamericana en el asunto de la solidaridad europea con Washington tras el comienzo de la crisis de Afganistán y por su excepticismo en relación con el viaje del canciller federal a Moscú.

En suma, la visita de Schmidt y Genscher al Kremlin tiene visos de no fracasar. Que el canciller federal haya calificado de «peligroso» el arsenal estratégico de la Unión Soviética durante su intervención en el congreso de su partido, en Essen, no ha molestado ni poco ni mucho en Moscú, entendiendo que tal calificativo es lógico tratándose de armamento nuclear.

Por lo demás, una vez celebrados los tres congresos electorales de los respectivos partidos parlamentarios alemanes, ya se vislumbra qué van a dar de sí los dos candidatos a la Cancillería.

Si Helmut Schmidt no atacó a su rival, Franz Josef Strauss, más que con el arma del no aprecio -el canciller federal llegó a sugerir que bastaría ofrecer a los televidentes alemanes recientes intervenciones de Strauss, sin comentario alguno, como eficaz argumento en favor del Partido Socialdemócrata (SPD)-, el jefe del SPD, Willy Brandt, no se contuvo y atribuyó al bávaro el ser candidato de sí y para sí mismo. Frente a la tendencia armamentista de Strauss, Brandt invocó la necesidad de que el conflicto Este-Oeste se desarticule mediante un desarme efectivo.

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Schmdt se impuso

A pesar de que entre los cuatrocientos delegados en el congreso de Essen no era insignificante la postura de los socialdemócratas partidarios de una mayor iniciativa alemana en materia de desarme, entre otros temas controvertidos, al final se impuso la autoridad moral del pragmático Schmidt, y tan sólo cinco compromisarios votaron en contra del programa electoral presentado por la directiva del partido y retocado ampliamente por la comisión recopiladora, presidida por un miembro de la dirección, el jefe del grupo socialdemócrata en el Parlamento, Herbert Wehner.

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