30.000 personas en un acto en apoyo del euskera

Alrededor de 30.000 personas pagaron dinero para poder andar el domingo en un circuito de cinco kilómetros, cerrado al tráfico y situado entre las localidades vizcaínas de Abadiano y Durango. Nadie protestó ante esta insólita exigencia que no respondía a ninguna nueva modalidad de impuesto municipal, sino a una iniciativa encaminada a recabar fondos con destino a las ikastolas de Vizcaya. Deportistas (entre ellos jugadores del Athlétic de Bilbao), políticos, artistas, personas ligadas a la cultura, profesores y alumnos de ikastolas y un largo etcétera de vascos compraron con algo más de diez millones de pesetas el derecho a «hacer andar al eusquera».

Al igual que otros actos celebrados anteriormente en Guipúzcoa con el nombre de Kilometroak, Ibilaldia 80 (Marcha 80), organizado por la sección de Durango de la Federación de ikastolas de Vizcaya, fue una especie de día de las ikastolas en el que se celebraron una serie de actos festivo-populares en torno a un circuito en el que todos los que accedían a él debían de pagar la voluntad por andar cortos o largos trechos. El objetivo del acto era triple: pasar una jornada festiva con confraternización, presentar la problemática general de las ikastolas y conseguir dinero para ampliación y construcción de nuevas ikastolas y financiación de las existentes.Desde las ocho de la mañana a las ocho de la tarde, alrededor de 30.000 personas, en un alto porcentaje niños, recorrieron el circuito ubicado entre las localidades de Abadiano y Durango, que había sido cerrado al tráfico. Entre los «andarines», muchos rostros populares: los futbolistas José Angel Iríbar, Rojo, Carlos, Churruca, el ciclista Txomin Perurena, los miembros de las tripulaciones de traineras de la Sotera y el Kaiku, políticos como Mario Onaindía, Juan José Pujana (presidente del Parlamento vasco), Jon Castañeres (alcalde de Bilbao) y Tasio Erkicia (Herri Batasuna), miembros del Gobierno vasco, representantes de la Academia de la Lengua Vasca y personas ligadas al mundo de la cultura vasca, entre ellas el antropólogo José Miguel Barandiarán. Entre trago y trago, al son de los txistus y txalapartas, que no dejaron de sonar, y con un alto en la caminata para participar en una comida campestre, los participantes en Ibilaldia 80 completaron cada uno, de acuerdo con sus posibilidades físicas, media, una o varias vueltas al circuito. Por cada kilómetro del recorrido había que abonar una cantidad «a voluntad». Independientemente de esta cuota fija, había otras modalidades de ayuda, como, por ejemplo, una cantidad extra a fondo perdido, financiación de un «andarín» famoso o pago por sentarse en las campas que rodeaban al circuito. Puestos de la Cruz Roja atendían en diferentes puntos a los participantes

Al éxito festivo y de organización se añadió el económico. De los diez millones largos que recaudaron, el 80% se destinará a las ikastolas de la comarca del Duranguesado (2.000 niños), un 10% a la Federación de Ikastolas de Vizcaya, y el resto a la Federación de Ikastolas de Euskadi Norte (Seaska).