Probable querella del Ayuntamiento de Vigo contra un sector empresarial
Los responsables de la campaña promovida por los empresarios de hostelería contra el impuesto sobre gastos suntuarios del Ayuntamiento de Vigo podrían ser acusados de desacato, calumnia e injuria, en relación con unos carteles colocados en los establecimientos. Hay un informe jurídico en la alcaldía, en el que se hace referencia a que los carteles no llevan pie de imprenta y que su contenido podría construir delitos como los citados contra la autoridad del alcalde. En los carteles se califica, entre otras cosas, de atraco el impuesto sobre gastos suntuarios.Con este impuesto, que grava en un 50% las recaudaciones sobre entradas y consumiciones brutas en las salas de fiestas y círculos deportivos y de recreo, además de otros procentajes muy inferiores para diversos establecimientos, el ayuntamiento espera recaudar 121 millones de pesetas, cuando hasta ahora se recaudaban por el impuesto sobre el lujo unos ocho millones. El aumento, además de los incrementos en las tasas, se producirá por incluir el impuesto a unos 1.500 nuevos establecimientos que antes no se veían afectados, como son las cafeterías, restaurantes de tres tenedores, pubs, güisquerías y otros.
La avioneta con el cartel «Soto mata la hostelería. Ven al plenco» volvió a sobrevolar ayer Vigo, a pesar de que una investigación municipal determinó que carecía de la oportuna licencia para este tipo de propaganda, que está gravada con una tasa de cuatrocientas pesetas por metro cuadrado de cartel por vía de exhibición.
En Vigo, por otra parte, reinaba ayer un curioso desconcierto, porque no tenían noticias del alcalde, Manuel Soto, al que se esperaba el martes, procedente de un viaje por diversos países de Latinoamérica. Aunque hubo una vaga noticia sobre un aplazamiento, lo cierto es que en el ayuntamiento se desconocía hasta última hora de ayer cuál podía ser su paradero. Se sospechaba que podría encontrase en México, en una prolongación imprevista de su viaje, pero en algunos medios se especulaba con la posibilidad de que se estuviese manteniendo en secreto el momento de su llegada a Vigo, porque los empresarios de hostelería tenían pensado tributarle un recibimiento sonado, para hacer patente su disconformidad con la política impositiva municipal.
A última hora de ayer, sin embargo, se recibió una llamada de Soto anunciando para hoy su llegada a Vigo y justificando el retraso por haber tenido que viajar inopinadamente a Brasil, requerido por una comunidad de gallegos residentes en ese país.
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