_
_
_
_
Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El brazo

Sigo con un brazo de menos y con una e de menos en mi spleen tipográfico, que del otro para qué hablar. Decía Pitágoras que el hombre, hasta los veinte años, está en la primera infancia; hasta los cuarenta, en la segunda adolescencia, y hasta los sesenta, en la tercera juventud. Gracias por el detalle, Pitágoras, tío, y toma lo que quieras. Por ejemplo, una de cicuta.Me llama tempranero Francisco Fernández Ordóñez, que también tuvo un brazo de menos, si ustedes se recuerdan, y anduvo entre el vizconde demediado de Italo Calvino y personaje de Ops/Magritte, sacando una mano que no era de nadie por el pico del chaleco, y me dice que el desembarco socialista en el Parlamento no dejará de tener consecuencias morales en el corazón de melón de la ucedé. Contra quien más quisiera boxear espiritualmente Pacordóñez, ese peso medio de la democracia socializante, es contra el peso pesado del pósfranquismo reincidente, o sea Fraga Iribarne. Pero a Ordóñez todavía le fallan los ganchos de izquierda y, aunque su libro se esté vendiendo bien, los de Fraga tampoco se venden mal y encima el ministro perpetuo de la que fue censura tiene un brazo más que el poeta/ economista de Mirasierra.

Sergio Vilar me escribe para echarme una mano en ciertos asuntos, mano que tanta falta le hace a la mano que me falta, y me dice que quizá se vuelva a la Sorbona porque este país se está desertizando políticamente y socialmente a tope. José Félix Méndez, poeta zaragozano a quien el gobernador civil tampoco deja bailar la jota, como ya he contado aquí, se ha ido, en vista de eso, a Amman para escribir, para olvidar, para arqueologizar. Ramoncín, Julia /Argüelles/ lugar sin límites, Carmen Rigalt, Norberto Araúz, Geles/Hornedo y más personal me traen sus libros, originales, reportajes, revistas, cosas, para que yo les eche un ojo y la mano que me falta, colgada de la seda cansada de un pañuelo, que esta mutilación me ha revelado cómo los viejos teólogos, tomasólogos, tomistas, sofistas de Dios y críticos literarios tenían razón en sus distinciones o discriminaciones de bujarroncetes metafísicos y carrozas sobre el sexo de los ángeles, el fondo/forma y la dualidad cuerpo/alma. Yo me creía uno solo, apolíneo, dionisíaco, panteista, panumbralista, y esto a través de la primera infancia, la segunda adolescencia y la tercera juventud, con el respaldo clásico y numérico nada menos que de Pitágoras.

Pues bien, lo que pasa es que no: somos los medios seres ramonianos y yo ando partido longitudinalmente en medio lado bueno y medio lado malo, porque mi mano izquierda se niega a lavar, peinar, abrochar, cepillar, vestir y asear correctamente a mi lado enfermo, o sea que yo soy, cuando menos, dos. Dos Umbrales irreconciliables y que se llevan fatal, aprovechando esta ligera lesión para reiniciar su guerracivilismo de toda la vida: el niño pobre que fui contra el niño casi rico en imaginación que también fui, el rojo contra el burgués, el ganador contra el perdedor, el seductor contra el seducido, el joven contra el viejo, el estilista contra el activista y el tío de la bufanda contra el tío de la pajarita.

Pienso que todos los españoles estamos por dentro en guerra civil fría o caliente con nosotros mismos o con nuestra santa esposa, que viene a ser lo mismo, que a la ucedé le falta un brazo ejecutivo, administrativo o como se diga eso, que a la oposición le duele o se le entumece el brazo revolucionario, que Pacordóñez acusa en el alma parlamentaria la lesión del hombro izquierdo y Suárez acusa en la mano ejecutiva y ejecutoria el tiro que se pegó Franco, cazando, cuando se le disparó la escopeta. Todos mutilados de algo, como ya nos viera Quevedo a los españoles, y todos en guerra civil con nosotros mismos y Fraga en guerra con todos, mientras se matan a muerte en los grandes relatos parlamentarios de la tele. Hemos nacido tarde para caídos y pronto para demócratas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_