_
_
_
_
_

"Retratos de la vida", rescate de imágenes manchegas

Hay fotos de procesiones, de guerra (1936-1939), de señoritas de mala vida (como se las llamaba cuando llamarlas así resultaba tan cursi como educado), seminaristas con estampitas, señoras en plan señoras de buen ver, algún toreador de época, y cientos de imágenes más de un tiempo perdido y aquí recobrado.

El periodista recopilador, Publio López Mondéjar, dice sobre la historia de este asunto: «Un montón de años buscando por los cajones, desvanes, cómodas de mi tierra; cientos, miles de fotografías, hasta descubrir hace cuatro años a los autores de algunas de ellas, y luego una labor casi policíaca hasta encontrar las cerca de 4.000 placas de cristal originales de uno de ellos, Luis Escobar, de Albacete. Desde entonces, lo más gordo, positivar las placas e investigar en los virados, para ló cual me ha servido lo que aprendí en Londres, donde este tipo de trabajo tiene larga tradición».Se trata del libro Retratos de la vida, subvencionado por el Instituto de Estudios Albacetenses, que incluye fotografías del citado Escobar, Benito Pons, conquense, y otros, seleccionadas por Publio López Mondéjar con prólogo de Agustín García Calvo. Se trata de la exposición que, hasta el 7 de junio, se presenta de estas fotos en la galería Redor, de Madrid.

«Es un rescate de imágenes de mi tierra manchega», dice López Mondéjar, que es de Casasimarro (Cuenca), «y casi todas corresponden a Cuenca y Albacete, pero son de La Mancha, en general».

El tiempo rescatado en estas imágenes corresponde al período entre 1875 y 1939. Y dice el autor de la obra: «Un libro así era casi impensable en nuestro país, donde no hay ninguno publicado o, al menos, publicado con una mínima dignidad». El libro incluye 92 fotografías, y el criterio de selección respondió, «por supuesto, a la calidad y al interés sociológico».

Sobre este libro ha escrito el prologuista, Agustín García Calvo: «...Lo que pasa es que se confía en que también los monumentos se olvidan, en que también las fotografías se las lleva a rastras, como las hojas del otoño, este viento arrebatado que se llevó a los que posaban para ellas, que se ha llevado a los seres queridos que cubríamos de nombres y de losas. Y así, lector, no por lo que estas fotografías te digan de un tiempo pasado, sino por lo que ellas viven y palpitan en este tumulto de lo que está pasando, te las presento y las abandonamos a los parpadeos de tus ojos, que ojalá no se coma jamás la tierra...»

No se comerá jamás la tierra el sillón de mimbre, el blusón manchego, la cal de las paredes y la teja rojiza, ni el árbol de la plaza, ni el comercio de tejidos de Braulio Roldán, ni el gesto derecho de los rostros curtidos de sol en los llanos, ni la huella blanquecina de la piel en la frente que no se llegó a tostar protegida por la boina, ni aquel primer autobús que alentó ilusiones de viajes y de comunicación más allá de las propias tierras.

«Hemos rescatado estas imágenes», dice Publio López, «pero quedan muchísimas más». Y precisa: «Sé que hay personas que tienen fotos interesantísimas, pero lo importante sería agruparlas. En Estados Unidos y en Inglaterra se conservan en libros y museos fotos de la guerra de secesión, de crímenes, de putas victorianas, del imperio en la India, etcétera».

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_