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33ºFESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE CANNES

La decadencia y el masoquismo en Godard

Ángel S. Harguindey

Hoy finaliza el Festival Internacional de Cine de Cannes. Es tiempo, pues, de recuento y reflexión sobre esta muestra, en la que durante quince días se han exhibido centenares de películas, celebrado docenas de ruedas de prensa, editado multitud de press book e ingerido ríos de alcohol, en medio de transacciones comerciales de todo tipo y con la presencia de una lluvia constante que convirtió al festival en el hermano mayor de Venecia.

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Jean Luc Godard presentó su Sauve qui peut la vie, interpretada por Isabelle Hupper, Jacques Dutronc y Nathalie Baye. Se trata, pues, de la reaparición de Godard en el cine hipotéticamente comercial, desde su Tout va bien, realizado entre 1971 y 1972. Hablar de Godard es hacerlo de uno de los nombres clave de una década cinematográfica, sin duda una de las personas con mayor influencia en una generación de cinéfilos que alentaba la ruptura formal, la innovación. En alguna medida, hablar de Gbdard es recordar el pasado, volver con la memoria a los orígenes de tantas esperanzas que desembocaron en nada, de tantas revoluciones frustradas, de tantos proyectos baldíos, de tanta y tanta mediocridad. Hablar de Godard es, en suma, un acto de decadencia y masoquismo, lo mismo que ver su última película. El autor de About de souffle o Pierrot le fou se ha convertido, desde hace tiempo, en un profesor cincuentón, resabiado y escéptico, que vuelca en la pantalla sus meditaciones en tomo al cine -lo que en su caso equivale a la vida-, demos trando constantemente que es artificio y negándose sistemáticamente a contar una historia. Godard muestra en la pantalla a los músicos que elaboran la banda sonora de la película, obliga al cámara a demostrar fehaciente mente su presencia, a advertir que lo que vemos no es la realidad, sino una imagen cinema tográfica. Despoja al cine de su capacidad de ensoñación y convierte la sala en un aula oscura. Ya sólo le falta encontrar unos cuantos miles de alumnos que acepten plenamente su preclara vocación de docente.Dedicatoria, de Jaime Chavarri y protagonizada por José Luis Gómez, Amparo Muñoz, Patricia Adriani y Luis Politi, cerró el cupo de las películas españolas presentes en Cannes. Proyectada en la sección oficial de concurso, narra las investigaciones de un periodista sobre un representante ejemplar del lumpen proletariado, a la vez que se desarrollan varias historias de amor. Para mí, esta película cierra un ciclo que comenzó con Los viajes escolares», comentó su realizador. Es una historia de amor y profesión en la que se parte del convencimiento de que ambos conceptos se interrelacionan. El periodista, que inicialmente pretendía investigar y analizar desde la objetividad, se ve involucrado progresivamente en la historia que busca. Personalmente, no creo que se pueda trabajar si no existe una entrega absoluta y amorosa a lo que sé hace». Es probable que la exhibición de esta película en el penúltimo día del festival explique en algún modo la fría acogida

Kurosawa, Resnais, Fossé y Asbby siguen siendo los candidatos principales a la palma de oro. Peter Sellers es, sin duda, el favorito en el premio de interpretación masculina, dicho todo ello dentro de los limites de lo previsible.

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