EE UU desea que la OTAN despliegue sus fuerzas en el Indico

Estados Unidos no puede pedir a la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que le apoye militarmente fuera del territorio comprendido por el Tratado de Washington, pero «estaría muy feliz» si los aliados desplegaran sus propios medios en el océano Índico. Así lo manifestó un alto funcionario norteamericano en una conferencia de prensa celebrada ayer en Bruselas, una vez finalizada la reunión de los ministros de Defensa de la OTAN. El portavoz estadounidense precisó que esperaba que la solidaridad de la Alianza llegue hasta el océano Índico y el golfo Pérsico.

La ampliación de la zona de actuación de la OTAN -ampliación «informal», puesto que el tratado fundacional de la Alianza describe muy explícitamente cual es su zona de influencia-, parece ser uno de los puntos de desacuerdo entre Estados Unidos y sus aliados europeos. El tema será tratado hoy en la reunión conjunta de ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores, a la que asistirá, en su primera salida pública desde su nombramiento, el nuevo secretario de Estado norteamericano, Edmund Muskie.Parece, sin embargo, que la postura europea es firme. El ministro de Defensa de la República Federal de Alemania, Hans Apel, afirmó el pasado lunes que «la OTAN no actuaría nunca fuera de sus fronteras». La única posibilidad de satisfacer las demandas estadounidenses es que algunos de los países miembros de la Alianza, individualmente, decidan enviar parte de su flota a esa zona del mundo.

El otro tema que ocupa el primer plano en las conversaciones aliadas es la posibilidad de que Estados Unidos empleara, en un eventual conflicto en Oriente o en África, parte de las fuerzas de reserva instaladas en su propio territorio, pero asignadas a Europa. El mencionado portavoz norteamericano -que exigió permanecer en el anonimato- negó que Estados Unidos hubiera contemplado esta posibilidad sin consultar con sus aliados. Al parecer, la cuestión fue formulada el pasado mes de abril junto con la petición de que los países de Europa occidental aceleren sus programas de defensa.

Fundamentalmente, Norteamérica quiere que todos sus aliados inviertan en el presupuesto militar el 3% del producto nacional bruto de cada país. El alto funcionario estadounidense se mostró «decepcionado» ante el hecho de que Bélgica y Dinamarca, por ejemplo, no hayan cumplido aún este compromiso. Recordó que su país atraviesa también dificultades económicas, con un 18% de inflación, y que Dinamarca, por ejemplo, tiene una de las rentas per cápita más elevadas del mundo.

Puente aéreo

Por el contrario, se felicitó de los esfuerzos realizados por Francia, partícipe o no, dijo, en la estructura militar de la OTAN. En el primer plano de las exigencias concretas norteamericanas figura la ampliación de las fuerzas de reserva de los países europeos, el reforzamiento de la infraestructura de la Alianza, con la creación de nuevos «almacenes» de material pesado y de misiles antiaéreos y navales, traídos de Estados Unidos, y el compromiso aliado de «reconvertir», en caso necesario, los efectivos de las Compañías civiles de aviación, de forma que en un plazo mínimo estos aviones pudieran emplearse en el transporte masivo de tropas entre EE UU y Europa. Todos estos puntos serán tratados en la reunión conjunta de hoy, en la que se examinará también la posibilidad de modificar las prioridades estratégicas a largo plazo de la Alianza Atlántica.

Por otra parte, el general noruego, Zeiner Gundersen, en un tono alarmista, aseguró ayer en Bruselas que «otra intervención soviética en cualquier parte del mundo podría llevar a una conflagración en la que la OTAN podría verse envuelta, sea cual fuere el sitio donde se encienda la mecha».