La intransigencia israelí ha bloqueado la negociación sobre los palestinos

El presidente de Egipto, Anuar el Sadat, ha suspendido las negociaciones egipcio-israelíes sobre la autonomía de los territorios ocupados por Israel -Cisjordania y Gaza-, aparentemente decepcionado por los escasos progresos realizados durante la anterior ronda de conversaciones en Hezliya. El presidente egipcio intentaría también presionar a Estados Unidos para que fuerze, a su vez, al Estado hebreo a hacer más concesiones.

La decisión del jefe de Estado egipcio fue dada a conocer por Sol Linowitz, representante especial del presidente Carter para Oriente Próximo, quien anunció ante la Prensa, pocas horas después de haber declarado que las negociaciones no estaban bloqueadas, que Sadat había solicitado el aplazamiento de las discusiones, cuya reanudación estaba prevista para el próximo lunes. Linowitz añadió que el presidente deseaba «poder reflexionar con sus consejeros sobre los resultados de las conversaciones de Hezliya».Los observadores cairotas creen que con su decisión Sadat persigue un doble objetivo: manifestar su descontento ante la intransigencia de los: negociadores israelíes y ganar tiempo, esperando que el presidente Carter sea reelecto, y presiona a Israel una vez «liberado del voto judío».

Poco antes de que se diese a conocer la decisión del presidente, el general Kamal Hassan Ali, ministro egipcio de Defensa, informó que el presidente Sadat «no estaba satisfecho» con la lentitud de las negociaciones. Reflejando el punto de vista oficial egipcio, el editorialista del rotativo cairota Al Ajbar señalaba ayer que «Egipto rechaza totalmente la pretensión israelí de: asumir la seguridad de toda la región, empezando por la de los territorios árabes que ocupa». «Sólo», añade, «el Estado hebreo puede sentirse seguro con una paz justa y global, e Israel tiene que evacuar todos los territorios ocupados».

El «foso psicológico» según palabras del ministro israelí del Interior, Josef Burg, fue puesto de relieve por unas declaraciones del ministro hebreo de Asuntos Exteríores, Yitzhak Shamir, que afirmó: «El objetivo de Camp David no consiste en que Israel vuelva a sus fronteras de junio de 1967 y facilitar así el establecimiento de un Estado palestino en los territorios evacuados de Cisjordania y Gaza».

Refiriéndose a las negociaciones sobre la autonomía, Shamir comentó: «Hemos llegado hasta el límite de nuestras posibilidades... Más allá hubiésemos superado el nivel de alerta. Nuestra existencia estaba amenazada».

Sólo en el Gabinete Beguin, el ministro de Defensa, Ezer Weizman, ha discrepado con la forma de llevar las negociaciones, llegando incluso a recomendar que, de ahora en adelante, se negocie el futuro de los territorios ocupados con el Consejo Palestino de Orientación -integrado por dirigentes árabes vinculados con la OLP-, siempre y cuando éste no incite a actos de violencia antiisraelí.

El clima general de tensión en Gaza y Cisjordania ha perjudicado, sin duda, la buena marcha de las negociaciones, pero nada indica, por ahora, el retorno de una cierta distensión. Los asentamientos en Cisjordania del grupo sionista integrista Bloque de la Fe anunciaron ayer que se disponían a crear un sistema de autodefensa para actuar contra los palestinos, ya que el Ejército israelí no les protege.