Casi 2.000 oficiales portugueses celebran el aniversario de la revolución de abril

Cerca de 2.000 oficiales de las fuerzas armadas portuguesas han participado ayer en Lisboa y Oporto en los almuerzos de «fraternización» organizados para conmemorar el aniversario y levantamiento militar del 25 de abril de 1974.Este año, este tipo de reuniones había sido autorizado por el alto mando militar. La prensa progubernamental se esfuerza en minimizar el alcance del acontecimiento afirmando que se trata del 17% del total de oficiales en situación activa o retirada. Para los organizadores, sin embargo, el objetivo no era una exhibición de fuerza, sino demostrar que, lejos de constituir un cuerpo extraño al Ejército portugués, los «capitanes de abril» son hoy diez veces más numerosos que hace seis años y que el Consejo de la Revolución, como institución política y militar, no está tan aislado como lo pretende la derecha.

Si los que estuvieron presentes en las reuniones de ayer no constituyen la mayoría del cuadro de oficiales representan una parte significativa de los cuadros más jóvenes, directamente en contacto con los soldados, y su número es suficiente para constituir una fuerza de disuasión contra cualquier intento de ruptura con el actual régimen.

No es la candidatura del general Soares Carneiro, recientemente anunciada, la que está en entredicho, sino el peligro de, a través de un pacto establecido entre este oficial superior y la coalición de centro-derecha, politizar de nuevo las armas, como decía el general Eanes en su discurso del 25 de abril.

Según el teniente coronel Melo Antunes, que publicó últimamente dos artículos, este pacto existe y, constituye «la carta magna del movimiento restaurador del régimen derrocado el 25 de abril de 1974.

Por su lado, el primer ministro, Sa Carneiro, estuvo ayer en el Alentejo para acudir a la entrega de los títulos de propiedad a unas decenas de agricultores instalados sobre tierras estatales hasta hace poco explotadas en forma colectiva. En el discurso pronunciado en estas circunstancias, Sa Carneiro ha insistido, sobre el carácter simbólico de este acto y el desafío que representa en relación al dominio hasta ahora ejercido en la región por el Partido Comunista.