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Las confesiones de Peci están suponiendo un golpe mortal para las Brigadas Rojas italianas

Juan Arias

Las «confesiones» de Patrizio Peci, jefe de la columna de Turín de las Brigadas Rojas, están creando un auténtico terremoto en el agitado mundo del terrorismo italiano. Esta vez nadie duda que las Brigadas Rojas, la principal organización terrorista de Italia, está recibiendo un duro golpe que podría desarticularla profundamente.

Así lo admiten hasta las fuerzas de la izquierda parlamentaria, las cuales se reunieron ayer en la Universidad romana para estudiar lo que está sucediendo. Comunistas, Democracia Proletaria y el grupo Manifiesto han afirmado que, en realidad, el ataque del partido armado es una provocación para toda la izquierda del país, que es la que pagará el mayor precio por el terrorismo de extrema izquierda. Pero han criticado duramente al Gobierno, afirmando que no se puede basar la lucha en este sector tan peligroso sólo mediante redadas, hechas gracias a las confesiones de los «brigadistas arrepentidos»: «Como mucho», se afirmó en la reunión de la Universidad, «se podrá llevar a la cárcel a toda la organización de las Brigadas Rojas, pero no se acabará con el terrorismo, que tiene sus raíces en la corrupción de muchas instituciones».Lo cierto es que las confesiones de Peci han resultado una bomba. La Magistratura las ha confirmado indirectamente, ya que en la orden de captura de los dos abogados defensores de las Brigadas Rojas, uno de los cuales, Eduardo Arnaldi, se suicidó cuando los carabineros le presentaban la orden de detención, se dice que se les acusa de constitución de banda armada «por los indicios surgidos de las confesiones de Patrizio Peci y de muchísimos otros testimonios».

Esto ha confirmado que son numerosos los terroristas en la cárcel que, o por crisis de conciencia, o para ampararse a las nuevas leyes antiterroristas, muy favorables a quienes colaboren con la justicia, están diciendo todo lo que saben.

Se habla de otra operación muy importante de la policía en Turín y de que estaba a punto de desencadenarse otra en Roma.

Pero las detenciones que siguen causando mayor impresión son las de los sindicalistas de distintos gremios y la de los dos famosos abogados de las Brigadas Rojas. La familia del abogado de Peci, Edoardo Arnaldi, que se suicidó antes de entregarse, ha declarado ayer que el abogado estaba convencido de que acabaría en la cárcel.

Peci ha acusado a los dos abogados de haber sido los enlaces entre los brigadistas encarcelados y, los que estaban en la clandestinidad y de haber preparado todo para una fuga en masa de terroristas de la prisión de alta seguridad de Asinara.

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"Caso Moro"

Al parecer, Peci ha entregado a los jueces una lista de ochenta brigadistas de la columna romana que fueron los encargados de toda la operación del secuestro y asesinato de Moro. Muchos de ellos, según Peci, son personas fuera de toda sospecha, y la mayoría hubiera preferido que a Moro no se le asesinara. Ha dicho también que existe en la organización una cumbre política y una estratégica y ha vuelto a repetir que son todos italianos Del «caso Moro» aún no ha dicho todo, al parecer, porque los interrogatorios sobre este asunto corresponden exclusivamente a los jueces romanos, que aún no se han entrevistado con él.

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