La Confederación Católica de Padres propugna un año internacional de la familia

La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia va a solicitar del Gobierno español que curse formalmente ante los organismos correspondientes la petición para que se celebre un año internacional de la familia, según dijo Luis Alberto Petit Herrera, presidente de dicha confederación, en el curso de una conferencia que pronunció en el Club Siglo XXI sobre el tema La familia también mañana.El conferenciante, que fue presentado por el arquitecto Antonio Lamela, explicó que esta iniciativa pretende «ayudar a reimplantar la regla de oro de la solidaridad como fundamento de la vida, que hoy se echa en falta por doquier, pensado cuáles son los mejores caminos para fortalecer a la familia como base esencial de la sociedad ».

El presidente de la Confederación Católica de Padres indicó que el poder social que tiene la familia ha de orientar al poder político, ya que los cambios necesarios no vendrán de las estructuras, sino de la iniciativa de cada uno dentro de su ámbito.

El conferenciante reclamó con especial énfasis un mayor protagonismo para la familia, que «no puede seguir estando en la sala de espera de los cenáculos donde se toman las decisiones con carácter exclusivo y excluyente ».

A este mismo respecto pidió que se aceleren las disposiciones que propicien la estabilidad de la familia y cuanto implica la necesaria atención social a esta institución.

Con referencia a las leyes educativas en trámite parlamentario, el presidente de la Confederación Católica señaló que las peticiones de las asociaciones católicas de padres nunca han supuesto una demanda de privilegios, sino la exigencia de «un derecho inviolable e incompatible con cualquier tentación monopolista por parte del Estado».

Dijo también, respecto al Estatuto de Centros Escolares, aprobado recientemente por el Congreso, que se ha perdido la oportunidad de establecer una ley en la que no hubiera ni vencedores ni vencidos y que podría haber propiciado un pacto escolar, debido, en su opinión, al «exceso de dogmatismo que ha llevado a algunos a defender ese intervencionismo excesivo que el hombre de la calle no quiere».

El poder social de la familia, según Luis Alberto Petit, se basa en que «no existe una sociedad, sino una pluralidad de entes sociales o grupos intermedios trabados entre sí y sobre los que la comunidad política constituye una unidad de orden, por lo que en una sociedad inspirada en un modelo de convivencias democráticas, hay que respetar los derechos de esos grupos sociales intermedios, como la familia, para no incurrir en una estatalización de la sociedad».