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El temor de vivir

«No he tenido nunca el temor de morir», dijo Jean-Paul Sartre al escritor español Juan Goytisolo, cuando éste le hizo en París una larga entrevista que publicó el suplemento ARTE Y PENSAMIENTO de EL PAIS.Para Jean-Paul Sartre, que había nacido en París en 1905, lo único que contaba era «el temor de vivir», que ejerció «siempre bajo un régimen capitalista, en un mundo burgués, y yo mismo como un pequeño burgués que entrevé la posible existencia de otro mundo, pero que, pese a sus vislumbres e intuiciones, sigue siendo un pequeño burgués».

El pequeño burgués Jean-Paul Sartre inició su vida de pensador, que revolucionó la filosofía de su tiempo en 1928, cuando fracasó en sus oposiciones a agregado de Filosofía, una frustración que superó pronto, porque en seguida alcanzó el puesto que buscaba. Al tiempo, en 1929, encontró a Simone de Beauvoir, su compañera de siempre, con la que vivió una existencia libre, sobre cuya experiencia él montó un revolucionario concepto de la pareja.

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Su primera obra de gran importancia, La náusea, tuvo un título primitivo que reflejaba el estado de ánimo del Sartre de 1937: La náusea se llamó primero Melancholia.

De la melancolía previa a la guerra, Sartre pasó de ser reprimido a ser organizador de la resistencia contra los nazis. Detenido en 1940, fue liberado un año más tarde, el 1 de abril de 1941, y una sola fue la idea que animó entonces su existencia: «Unimos, organizar la resistencia», bajo un lema universal: Socialismo y libertad. La acción contra el fascismo no le quitó tiempo para la reflexión: empezó a escribir El ser y la nada, La edad de la razón y Las moscas, aunque fue al final de la guerra, en 1945, cuando consolidó sus principales obras de ese tiempo, las que publicó bajo el epígrafe general de Los caminos de la libertad

Rechazó la Legión de Honor y el Premio Nobel de Literatura en 1964; defendió la revolución cubana, la criticó luego, apoyó a los estudiantes de mayo de 1968 y fue un exponente vivo de una resistencia que no terminó cuando acabó la guerra mundial, sino que se prolongó hasta convertirse en una forma de vida, en una manera peculiar de luchar contra «el temor de vivir».

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