Más allá de la memoria
En una redada de la policía alemana, un hombre cae herido en la cabeza. El accidente supone para la víctima no la muerte, sino diversas formas de incapacidad, entre ellas la falta de memoria. Tanto la policía como sus amigos siguen de cerca su proceso de rehabilitación por diversas y evidentes razones. Los unos, para juzgarle; los otros, para utilizarle en cierto modo, y, a la vez, salvarle de un proceso en el que, al parecer, el principal testigo miente.Esta historia, en la que tampoco falta un apartado sentimental, podía haber dado lugar a un capítulo de serie negra, un filme político o una historia de acción. Sin embargo, el autor deja a un lado tales posibilidades para llevar la aventura por los senderos de la búsqueda de la propia personalidad, dejando en un nivel más secundario el drama del hombre manejado por circunstancias ajenas e intereses ambiguos. Hay demasiado hospital, un exceso de técnica médica que ocupa casi las tres cuartas partes de la película, desde su ingreso en el quirófano hasta su huida en busca de su identidad, más allá de los muros de la casa. A fuerza de indagar sobre las causas inmediatas del accidente, el realizador acaba por quedar demasiado lejano, por no decir ambiguo. Finalmente, el desenlace resulta demasiado teatral, vicio común, al parecer, de gran parte del cine alemán nuevo. Realizado con actores ya de sobra conocidos, con una corrección que a veces raya en lo aséptico o impersonal como alegato contra una realidad política de la Alemania actual, resulta, fuera de su país de origen, y como sus precedentes en nuestras latitudes, un ejercicio sobre la libertad del hombre demasiado esquemático, un tanto cerebral, a pesar de sus premios numerosos.
El cuchillo en la cabeza
Dirección: Reinhard Hauff. Guión: Peter Schneider, Franck Bruhner. Música: Irmin Schmidt. Intérpretes: Bruno Ganz, Angela Winkler, Hans Christian Blech, Heiz Huning, Hans Brenner, Udo Samel, Eike Gallwitz, Caría Egerer, Gabriele Dossi. Dramática: República Federal de Alemania. 1979. Local de estreno: Luna 2.
Si, como afirma Hoffman, la verdad debe ser demostrada con pruebas concretas, la verdad del nuevo cine alemán debería salir a la luz de las pantallas de cualquier tipo de público, no sólo del especializado de las salas de ensayo exquisitas o modestas.
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