Guernica, punto y aparte

«Ayer, en la Casa de Juntas de Guernica, se vivió realmente un día histórico, doblemente materializado en la elección de presidente del Gobierno vasco y en el importante discurso que éste -Carlos Garaikoetxea, como estaba previsto- pronunció. Un discurso cargado de interés político y que refleja verdaderamente un programa de gobierno; de ese Gobierno que a partir de ahora comienza su cuenta atrás.La de Guernica ha sido una jornada de importancia fundamental por lo que significa de símbolo, de arranque y de posible punto de concordia para un futuro entendimiento. Pero no debemos engañarnos. El nacimiento del Gobiemo vasco no viene precedido de txistu y tamborrada, ni tiene que ver nada con una fiesta. El País Vasco atraviesa en estos momentos por un núcleo de problemas que podemos sintefizar en tres vitales: violencia, economía e identidad autonómica. El tercero es, para algunas voces, el más solemne, pero -a nuestro juicio- no es el más importante. El Gobierno de Euskadi tiene que demostrar, ante sus ciudadanos y ante la colectividad del Estado, que es capaz de mantener el principio de autoridad ante la grave conflictividad existente, cualquier Gabinete emanado del pueblo. Y aquí surgen las primeras preguntas. ¿Podrá Garaikoetxea pacificar Euskadi ejerciendo un sabio dominio de su autoridad? ¿Tiene fuerza suficiente para acabar con el terrorismo, cuando las alas radicales ya han anunciado que continuarán la lucha armada? ¿Qué hará si no?

A partir de ahora la responsabilidad y la culpa no tendrán que caer inexorablemente sobre el Gobierno de Madrid, como viene siendo la moda y la fácil costumbre ( ... ).

Hay razones realistas para pensar que el Gobierno vasco Parga sobre sus espaldas un cúmulo de problemas muy difíciles de ser llevados a buen puerto. Necesitará ayuda y comprensión, y una solidaridad más acentuada que nunca; en realidad, como siempre la ha tenido el pueblo vasco. Pero como tal Gobierno, a la postre, ha de demostrar que está para solucionar conflictos y ya no puede (como en más de una ocasión lo ha hecho el Consejo General Vasco), inhibirse o saltarse los temas a la torera. El problema es el futuro de Euskadi, y su Gobierno deberá responder sin medias tintas a las exigencias que demanda la situación. »

10 de abril