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Heribert Barrera, elegido presidente del Parlamento catalán

Heribert Barrera fue elegido ayer presidente del Parlamento catalán, en el transcurso de su sesión constitutiva, gracias a los votos de su partido -Esquerra Republicana de Cataluña (ERC)-, los del partido de Jordi Pujol, los de UCD y los de los socialistas catalanes. En la misma sesión constitutiva, y gracias a procedimientos típicos del consenso, fue elegida una mesa de edad en la que están presentes todos los partidos parlamentarios catalanes. La primera jornada de vida del segundo Parlamento catalán de este siglo finalizó a las siete de la tarde, sin que se fijara la fecha de la próxima sesión -que legalmente deberá tener efecto antes de diez días-, en cuyo transcurso será elegido el presidente de la Generalidad plena y democrática, cargo que, sin duda alguna, recaerá en Jordi Pujol.La verdadera constitución del Parlamento tuvo efecto de forma reservada a las 10.30 de la mañana. En ella los diputados electos negociaron las fórmulas por las que se iba a regir la constitución formal. En la reunión se aprobó un conjunto de normas ya elaboradas por los portavoces. Destaca el hecho de que para constituir grupo parlamentario será preciso un mínimo de cuatro diputados.

Sobre las doce de la mañana llegaron separadamente al Parlamento el capitán general de la IV Región Militar, teniente general Antonio Pascual Galmes; el presidente provisional de la Generalidad, Josep Tarradellas, y los gobernadores civiles de las cuatro provincias catalanas.

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Heribert Barrera, nuevo presidente del Parlamento catalán

(Viene de primera página)

El teniente general Pascual fue acogido con gritos injuriosos por parte de un grupo de unas cincuenta personas, situadas al lado del ex senador Xirinacs, y bajo una pancarta del grupo independentista que éste encabezó en las pasadas elecciones. Este grupo cuenta con el apoyo de Herri Batasuna.

La sede del nuevo Parlamento catalán es la misma que tuvo bajo la Segunda República. Se trata de un edificio situado dentro de la ciudadela militar -hoy parque zoológico-, que el primer rey de la dinastía borbónica, Felipe V, mandó construir con obvia finalidad represiva. La dictadura del general Franco convirtió el edificio en nada menos que Museo de Arte Moderno, finalidad que aún cumple de forma parcial y escandalosamente impropia.

Una vez más, Tarradellas impuso un criterio que va en contra del ya secular principio de separación de poderes. Resulta que, en efecto, el primer acto de lo que debía haber sido -y sólo aparentemente fue- la constitución del Legislativo catalán tuvo que tener efecto bajo la presidencia del titular del Ejecutivo provisional catalán, es decir, de Josep Tarradellas.

Tarradellas pronunció un extenso discurso que tuvo un claro contenido de lección escolar. Nuevamente defendió la idea del unitarismo a ultranza, bajo la cual se ha desarrollado el estéril período de la Generalidad provisional. En mo mentos concretos, todas las miradas se centraban en Jordi Pujol, por cuanto que los criterios de Tarradellas eran realmente la antítesis de los actualmente sostenidos por el partido vencedor en las eleccio nes legislativas autonómicas, ya que éste rechaza de plano toda posible pervivencia del unitarismo.

En cambio, las palabras de Tarradellas eran acogidas con indisi mulada satisfacción por los comu nistas. Al final de su discurso, los comunistas aplaudieron con entu siasmo, mientras que los socialistas, casi sin excepción, omitieron aplaudir, al igual que Ios diputados nacionalistas de Pujol. Esté último sólo esbozó, un leve aplauso que duró sólo unos segundos. Reventós y Triginer no llegaron ni a eso.

Lo que conduce al fracaso

«Si bien a menudo insisto», afirmó Tarradellas, «en la necesidad imperiosa de mantener nuestra unidad nacional, hoy me habéis de excusar que lo haga de nuevo.» A lo que agregó: «El estallido de una victoria lleva a entusiasmos o ambiciones desordenadas que conducen más hacia una acción de proselitismo político que hacia una necesidad de articular un pensamiento al servicio de la colectividad.» Tras muchas alusiones al unitarismo, Tarradellas manifestó: «Creer que somos los más inteligentes, los mejores preparados y que porque tenemos razón nos la darán es ir a menudo a un fracaso y a dramáticas decepciones. »

Finalizado el discurso de Tarradellas se constituyó la presidencia de edad, que correspondió al veterano militante de ERC, Josep María Poblet, escritor e historiador de 82 años. El señor Poblet declaró formalmente constituido el Parlamento catalán y pronunció un discurso de contenido muy nacionalista, en el que defendió el ideario de su partido, en particular la necesidad de revisar el Estatuto de Autonomía de Cataluña; condenó al centralismo -«vaya vestido del color que vaya vestido»-, solicitó la «desarticulación de la diputaciones» y el retorno de una división territorial basada en las comarcas y no en las provincias. Solicitó, en los primeros momentos de su parlamento, un minuto de silencio por el presidente Companys -que antes de serlo de la Generalidad lo había sido del Parlamento- y por los demás MÍembros del Parlamento catalán ya fallecidos.

A continuación fueron aprobadas las normas provisionales de procedimiento, por 132 votos a favor y dos en contra. Estos últimos correspondieron a los dos diputados del PSA, quienes solicitaron infructuosamente explicar su postura. La sesión fue suspendida para reanudarla a las cinco de la tarde, para entonces elegir el presidente del Parlamento.

En primera votación -y sin debate alguno- resultó elegido Heribert Barrera, por 108 a favor, veinticuatro en contra (los comunistas) y dos en blanco (los del PSA). Posteriormente, los comunistas explicaron en rueda de prensa que habían presentado un candidato «testimonial», por cuanto que hubiesen deseado un presidente de la Cámara del PSC-PSOE y, al no poder lograrlo -ni tampoco obtener la posibilidad de una explicación de voto-, decidieron marginarse.

Por consenso camuflado, la vicepresidencia primera pasó a manos del socialista Isidre Molas, y la vicepresidencia segunda, a Concepción Ferrer, de la coalición que encabeza Pujol. Por el mismo procedimiento se repartieron las cuatro secretarías de la presidencia. Una fue para el comunista Ramón Espasa (actual consejero de Sanidad); otra, para el socialista Felipe Lorda; otra, para Ramón Camp, de Convergencia, y la última, para Enric-Manuel Rimbau, de los centristas de UCD.

Palabras de Barrera

Barrera dirigió unas breves y m deradas palabras a los diputados, inmediatamente después de pasar a ocupar la presidencia. «En estos momentos», dijo, «es cuando podemos decir que la democracia reemprende su camino en nuestro país. El éxito o fracaso de la nueva etapa democrática depende en buena parte de todos nosotros. » Aludió a la «larga noche que duró cuarenta años», recordó los nombres de dos personas que, de no haber fallecido, se hallarían sin duda allí presentes, el democristiano Joan Sansa y el socialdemócrata Josep Pallach, y tras el canto de Els Segadors profirió un ¡Visca Catalunya lliure! (¡Viva Cataluña libre!), que fue masivamente coreado.

La única incógnita de interé consiste en la configuración que adoptará el Grupo Mixto. En principio lo integrarán los dos diputados del PSA, Josep Benet y Pere Portabella. Estos dos últimos fueron elegidos en las listas comunistas. Francesc Vicens, ya no es independiente, por haber pasado a ser militante de ERC. El doctor Puigvert, independiente de la lista de ERC, también se integrará en el grupo de ERC. Los profesores Laporte y Oro lo harán en el de Convergencia, pese a no militar en dicho partido. Así, resultará que lo cuatro aspirantes potenciales a la adscripción en el Grupo Mixto forman dos conjuntos totalmente antagónicos y de igual número de miembros, dos contra dos. De este modo, únicamente cabe pensar e la posibilidad de que el portavoz lo sea por tumo rotatorio.

Por su parte, en una conferenci de prensa celebrada posteriormete, Joan Reventós explicó el voto de los socialistas en el acto parlamentario.

«Hemos votado a Heribert Barrera para la presidencia del Parl mento con una significación muy clara: ERC está en la oposición dijo.

Al ser preguntado por los motivos por los que no ha presentad candidato propio para la presidencia, el señor Reventós ha afirmado: «Una candidatura socialista a la presidencia hubiera sido testimonial, ya que el señor Barrera hubiera salido igualmente elegido El señor Reventós añadió que ha habido contrapartidas y que creen conveniente que la presidencia de la Generalidad no coincide con el mismo partido de la precedencia del Parlamento.

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