El presidente ecuatoriano se someterá a un plebiscito
La decisión del presidente ecuatoriano, Jaime Roldós, de condicionar su permanencia en el poder a los resultados favorables del plebiscito que convocará para conseguir varias reformas a la actual Constitución del país, es un «alto riesgo político» para el mandatario, según se afirma en círculos políticos de Quito. Roldós, según dichas fuentes, no tiene, garantías suficientes de salir airoso en la prevista consulta. El presidente de Ecuador se ha visto obligado a recurrir a la fórmula del referéndum para resolverla crisis originada por la permanente oposición del Congreso, Nacional a los proyectos gubernamentales.Las reformas constitucionales que Roldós trata de conseguir son: la capacidad del jefe del ejecutivo para disolver el Parlamento, una vez por cada período presidencial; la desaparición de los doce representantes nacionales (especie de «super Senado» de designación, entre cuyos miembros figura, actualmente, Assad Bucaram, de quien otrora fuera delfín político Jaime Roldós) y modificaciones sustanciales al sistema judicial.
En el Congreso de la República, dominado por la Concentración de Fuerzas Populares (CFP), de Bucaram, las reformas han encontrado una barrera insalvable. La pro puesta sobre el anunciado plebiscito tampoco ha sido recibida en la Cámara con regocijo, y las primeras intervenciones orales de los congresistas han sido de abierta oposición. El citado órgano legislativo tiene de plazo hasta el viernes para pronunciarse a favor o en contra de la consulta popular. Los analistas dan por hecho que la Cámara rechazará el proyecto.
Aún no han sido decididas las fechas para la celebración del referéndum. Personas del entorno político de Jaime Roldós aseguran que aquél podría celebrarse antes de dos meses. El presidente del Tribunal Supremo Electoral, sin embargo, aseguró ayer que se necesitarán por lo menos cuatro meses para preparar la consulta.
El permanente enfrentamiento entre los poderes Ejecutivo y Legislativo ha animado la voces de los grupos oligárquicos, que se opusieron al traspaso de poderes de los militares (que gobernaron dictatorialmente en el país durante seis años) a los civiles, después de las elecciones de 1978. El propio Roldós ha denunciado las maniobras de estos grupos «que se acercan a los cuarteles» para azuzar a los militares, para que nuevamente interrumpan el proceso democrático ecuatoriano.
Si Jaime Roldós perdiera el anunciado plebiscito y cumple su palabra de abandonar la presidencia de la República, la salida constitucional sería la inmediata convocatoria de nuevas elecciones generales.
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